Capítulo 33

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Íbamos caminando por cada pasillo del supermercado, él venía conduciendo el carillo de compras y yo simplemente veía los estantes, aunque he de admitir que ni siquiera recordaba los precios o las cosas que veía. Tenía su confesión en la mente, todo el tiempo, ni siquiera podía verlo a los ojos porque me apenaba no haber respondido en ese momento.
Mario: ¿qué te parece sí llevamos esta mermelada de piña?- lo miré confundida y asentí enseguida.
T;N: no me gusta la mermelada de piña, pero sí a ti sí, adelante.- sonreí y continúe caminando mientras jugaba con los dedos entre mi suéter.
Mario: caminas muy rápido, no dejes atrás al conductor.- me recordó mientras alcanzaba mi paso.- ¿estás nerviosa o algo?
T;N: no.- mentí.- estoy pensando en que debo comprar, nunca hice esto en mi vida, no tengo idea de cómo organizar las compras.- mentí nuevamente, mi madre siempre me llevaba con ella y me enseñaba a qué cosas comprar en caso de que yo me independizara.
Mario: oh.- suspiró.- podemos comprar lo primero que veamos, tengo mucho dinero en mi billetera, así que no tengas miedo de no acompletar el total de todo.- sonrió mostrando sus hermosos hoyuelos. Me sentía cómo una estúpida perdida.
T;N: eh sí, pero no.- lo señalé con mi dedo índice y este le dió un suave beso, carajo ¿por qué hace eso?, sentí una corriente eléctrica recorrer mis mejillas. 
Mario: bien, prosigamos con esto.- aclaró su garganta y comenzó a caminar, ahora era yo quien seguía cada uno de sus pasos, con nerviosismo.- ¿qué te parece un cereal de chocolate? podemos comprar algunos malvaviscos, he visto imágenes de eso y lucen deliciosos.
T;N: claro, hagamos eso.- sonreí, él depositó el cereal dentro del carro, podía ver la emoción que sentía por estar haciendo esto, quizás de alguna forma lo estaba liberando.- ¿malvavisco grande o pequeño?- dije mientras le mostraba ambas bolsas, él hizo una mueca y señaló con sus ojos la bolsa de malvaviscos pequeños.

Continuamos caminando entre los pasillos, habíamos puesto papel higiénico, cosas de higiene personal para él y para mí, puse también un paquete de ligas para el cabello, colocamos de todas las verduras que conocíamos y que probablemente se terminarían en esta semana, de alguna manera le enseñe un poco a hacer las compras, aunque fue de manera escondida, él colocó algunos dulces y me convenció haciendo unos pucheros, fuera de su casa y lejos de las garras de su padre, parecía ser un chico inocente y deseoso de cualquier cosa, cómo un niño.
Mario: siempre quise tener un muñeco de estos para colección.- tomó la caja larga con un Spiderman dentro, le puse atención cómo nunca antes, sus ojos parecían un par de estrellas resplandecientes y la sonrisa en sus labios me mostraba lo feliz que se sentía.- o quizás todos.- burló mientras veía los diferentes superhéroes que había en esa sección.
T;N: ¿cuál es tu favorito?
Mario: uhm...- hizo una mueca mientras veía cada una de las cajas a la distancia.- creí que no estaría aquí, pero sí.- tomó una caja color azúl y ví a Capitán América.- este fue mi favorito, aunque nunca ví las películas completas porque me quedaba dormido, pero siempre me emocionaba cuándo salía este.
T;N: oye, mira esos árboles de navidad.- él miró rápidamente a dónde yo apuntaba.
Mario: ¿sabes decorarlo?- me encogí de hombros y camine hasta dónde se encontraban unos perfectamente decorados y otros más dentro de cajas blancas. Definitivamente iba a comprar uno.
T;N: el blanco quedaría perfecto con los colores suaves de la sala.- él se puso a mi lado con sus dedos masajeando su barbilla.
Mario: pero el verde es el más típico.- aclaró.
T;N: entonces será el verde.- él me miró confundido, quizá le parecía raro que yo le estuviese dando la razón en esto. Tomé la caja que tenía cómo demostración el pino verde y lo coloqué sobre las compras que habíamos puesto antes, después tomé la serie de luces navideñas, escarcha, pequeñas decoraciones cómo; caramelos, esferas de todos colores y tamaños, moños rojos, botas y pequeños duendecillos, al final, elegí una enorme estrella con brillantes.
Mario: ¿quieres decorar el exterior e interior de la casa?- me encogí de hombros.- está bien, toma más luces navideñas y otras decoraciones grandes para la sala.
T;N: eligelas a tu gusto, lo aceptaré.- le sonreí, él asintió con una sonrisa llena de ilusión, agarró un par de cajas llenas de luces, escarcha verde, roja y blanca, botas grandes, veladoras navideñas y una corona de navidad.- ¿crees que haya espacio para todo eso?- él asintió enseguida, no supe de que forma acomodó cada cosa, pero ahí íbamos, rumbo a la caja para pagar.
Colocamos cada cosa sobre el mostrador corredizo y la señora con gorrito navideño iba marcando cada producto para embolsar. Él se muy emocionado, el brillo de sus ojos podía decirle a cualquier persona lo ilusionado que se encontraba, no era ese chico frío que yo me había creado cuándo lo conocí, cómo dije antes, estar lejos de su padre lo hace ser él.
La cajera dijo el total de todo, saque mi pequeña bolsa de mi pantalón y comencé a contar el dinero para poder pagarlo todo, él se adelantó, entregó su tarjeta de crédito y la señora sonrió mientras comenzaba con el retiro.
Xx: se nota que su novio la ama.- sonrió.
Mario: esposo.- levantó su mano para que ella pudiera ver el anillo en su dedo, la señora sonrió amable y después le entregó a Mario él ticket y su tarjeta.

Caminamos fuera del supermercado, las ráfagas de viento estaban un poco más fuertes pero no era un clima congelante, él llevaba el carrito y yo caminaba justo a su lado.
Nuestros nudillos rozaron entre sí y él atrapó mi mano con la suya, lo miré por unos segundos con sorpresa, sentí cómo sus dedos se abrían espacio entre los míos para entrelazarse, una sonrisa tímida se formó en sus labios nuevamente y giró su rostro para que yo no pudiera verlo. Mi corazón se sentía cómo una paloma cuándo la dejan en libertad.

UN CONTRATO AMOROSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora