Capítulo 48

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La ceremonia fue lenta y muy armoniosa, sin embargo, para mí fue muy incómodo estar compartiendo la enorme mesa con todos ellos, mi padre no había sido invitado a esta ceremonia, y por un momento creí que lo miraría sentado aquí con las personas que están asociados a la empresa Bautista, pero no fue así, ni siquiera su nombre era mencionado aquí.
Ahora estaba sentada en un columpio que estaba en un pequeño jardín, este daba vista a la carretera pero era dividido a su vez por rejas blancas, mi vestido acariciaba suavemente el césped mientras me balanceaba y mi cabeza reposaba en la mojecida cadena, mis pensamientos fueron interrumpidos por unas manos que se posaron en mi cintura por la parte trasera, la rodearon y cerraron en mi vientre, sentí un escalofrío y me aparte rápidamente, me bajé del columpio y mire al causante, era Mario, tenía una sonrisa en su rostro y parecía estar tranquilo.
Mario: ¿te asusté?- asentí, él rodeó el columpio y se colocó frente a mí, tomó mis manos y dejo un beso en una de ellas.- lo siento, cariño, te estuve buscando por todo el lugar pero no te encontraba, ya me había preocupado, uno de los de servicio me dijo que estabas aquí.
T;N: ya no quiero trabajar para tu padre.- y sí, había pensado en mil maneras de alejarme de ese lugar, y este era una de ellas, no quería tener lazos con esa persona. Él me miró confundido.- hay muchas cosas horrendas en él.
Mario: oye.- acarició mi mejilla tratando de calmarme.- está bien sí ya no quieres trabajar en la empresa, yo lo acepto y te apoyo en la decisión que tomes.
T;N: y quiero irme de aquí.- suspiré.- no importa sí tú quieres quedarte, pediré un taxi y me iré a casa.- en ese momento ví cómo la pelirroja se acercaba a nosotros, mi corazón disminuyó su potencia de palpitaje.
Catalina: hola, Mario.- colocó su brazo sobre el hombro de él y le sonrió.- lamento sí interrumpo algo, te buscan allá adentro.
Mario: está bien, iré enseguida.- ella no se alejó, sé que lo esperaba.
Catalina: tu padre me sentenció, tengo que entrar contigo o estará decepcionado de mí, no queremos eso ¿verdad?- burló. Él me miró e hizo una mueca, nuevamente se dejaba mover al antojo de su padre, baje la mirada tratando de ocultar el llanto que amenazaba con brotar de mis ojos y suspiré.
Mario: vamos.- intentó tomar mi mano pero yo lo evité, este me miró confundido.
T;N: te dije que me iré a casa, no te preocupes por mí, te enviaré un mensaje cuándo llegue.- él suspiró y termino aceptando lo que yo le dije, me había dejado en claro la prioridad que tenía. Dejó un beso suave en mis labios que no pude evitar y después se dió la vuelta, comenzó a caminar junto a esa chica que me hacía sentir insegura, y no era culpa de ella, porsupuesto que no.
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Eran las 2:00am, no podía conciliar el sueño y la cama me parecía enorme, ni siquiera estaba agusto con las horribles sábanas que caían al suelo con el más mínimo movimiento. Me levanté de la cama y me senté frente a la ventana, no hacía frío y el viento que acariciaba mis mejillas era cálido, mi celular sonó a un costado de mis piernas, era un mensaje de un número desconocido que me había enviado una fotografía, la abrí enseguida para ver de qué se trataba, había mucha gente pero todo estaba desenfocado, a excepción de ellos, Mario bailaba con la chica o al menos eso parecía, la tenía tomada de la cintura y ella sonreía cómo sí la estuviera pasando de maravilla, supongo que así lo era, él cómo siempre, solo mostraba una diminuta sonrisa, revisé mi bandeja y tenía un sin fin de mensajes que eran de él, preguntándome sí había llegado a casa, que no lo esperará para cenar y que durmiera, el último decía que ya estaba llegando, lo había enviado hace un minuto. Miré las luces del auto chocar con las paredes, se bajó de este y abrió enseguida el portón para después meter el auto.
Me quedé ahí, esperando a que él subiera a la habitación, fue así a los pocos segundos, escuché la suela de sus zapatos chocar con los mosaicos del suelo y al final se escuchó que la puerta se abría.
Mario: hola, creí que ya estabas dormida.- suspiró y se colocó en cuclillas a mi lado.- no me enviaste mensaje y me preocupe por ti.
T;N: ¿de verdad?- pregunté irónica mientras veía los árboles que se encontraban frente a mí.
Mario: sí...- colocó su mano en mi hombro y con la otra deslizó mi cabello para poder mirarme.- veo que tienes aquí tu celular, ¿por qué no lo hiciste?
T;N: creo que lo olvidé.- me levanté del suelo y él hizo lo mismo, cerré el cristal de la ventana y después recorrí el cortinero.- ¿bebiste?- él me miró por unos segundos y después asintió, un ligero olor a whisky salía de sus labios carnosos y chocaba con mi nariz.
Mario: ¿cenaste?- asentí sin decir ni una sola palabra, solo me di la vuelta y camine hacia la cama, su mano me detuvo antes de que pudiera tocar las sábanas.- mi madre me preguntó por ti cuándo entre al salón, estaba preocupada por tu reacción ante los comentarios de mi padre.
T;N: ¿ella está bien?- asintió con una sonrisa.- me alegro de que así sea.
Mario: tú y ella se volvieron muy amigas, es bueno y me hace sentir tranquilo.- suspiró.- espero que pronto tú y mi padre puedan llevarse bien.
T;N: eso jamás pasará.- respondí en seco.- tu padre me odia tanto y no te negare que el sentimiento es mutuo.
Mario: oh vamos, esto no puede ser así siempre.- soltó mi mano y colocó sus manos en la cintura.
T;N: yo ni siquiera le hago nada a tu padre, intento mantenerme lejos de él pero es él quien se empeña en fastidiarme la vida.- me sentía demasiado herida y quería hacerle ver lo que me hacía sentir mal.- y lo peor de todo es que tú lo sigues permitiendo.
Mario: es mi padre, T;N.- burlé.
T;N: por supuesto, y porque es tu padre tiene todo el derecho de herirme, se le es permitido humillarme frente a los demás.- suspiré.- claro, es que no leí esa parte en el contrato.
Mario: basta, no quiero discutir contigo.- intentó tomar mis manos pero yo lo evité.
T;N: no, ahora escúchame tú a mí.- aclaré mi garganta y me coloque al otro extremo de la cama.- ¿sabes lo que yo estoy sufriendo? ¿sabes siquiera sí estoy cómoda con lo que sucede en nuestras vidas? ¿qué mierda somos tú y yo?- una lágrima traicionera bajo por mi mejilla y cayó sobre mi pijama.- estoy cansada de todo esto, quería un futuro contigo pero parece ser que tu padre ya lo formó y lo peor de todo...es que tú estás de acuerdo, dices que te importó pero no haces nada para demostrarlo, y aunque me duela aceptarlo, siempre será así, vivirás a lo que tu padre te diga y serás manejado a su antojo, sí él dice que tienes que matar a alguien lo harás, porque tienes miedo de perderlo.- suspiré.- pero dime ¿tienes miedo de perderme a mí?- él bajó la mirada y suspiró, eso me daba una respuesta muy clara o al menos así lo veía yo por lo molesta que estaba.- hoy me decepcionaste cómo nunca creí que lo harías, se supone que yo era tu esposa, yo sería con quién bailarias hasta cansarte y orgullosamente presumiriamos nuestro amor, pero no fue así, ni siquiera sé sí ese amor es mutuo o es mera conveniencia de tu parte, está apunto de terminar el contrato y ni siquiera hemos hablado de ello, sin embargo, tu padre ya aclaró lo que sucederá después de eso, no puedo hacer más planes contigo y definir nuestro futuro juntos, porque lo más probable es que no haya ninguno.
Mario: lo lamento ¿de acuerdo?- su respiración estaba acelerada, pero no encontraba una forma de articular palabra.- pero es mi padre, estuvo ahí para mí cuándo yo más lo necesite y me dió una vida digna, él sabe lo que es bueno para mí, pero puedo hablar con él y hacerle ver lo buena que eres.
T;N: ¿debería de sentirme bien con eso?- mordí mi mejilla y lo miré.- ese padre que tanto amas le es infiel a tu madre y ni siquiera eres capaz de notarlo.
Mario: ¿de qué mierda hablas?- sé que eso le había molestado, pero no me importaba en lo absoluto.
T;N: me preguntaste esta tarde que porque Ariana no me agradaba, pues bien, yo los ví teniendo sexo en una de las oficinas y ambos se dieron cuenta.- él negaba.- desde entonces, tu padre me ha tenido amenazada y me da trabajo extra que a veces mi cuerpo no soporta hacer, pero tienes una puta venda en los ojos que no te deja ver la realidad de las cosas.
Mario: es mentira.- se acercó a mí mientras apretaba su mandíbula y tomó mi muñeca.- tú solo estás tratando de difamar a mi padre y hacerlo quedar mal conmigo.
T;N: claro que no.- me saque de su agarre y me aleje.- sí no quieres creerme es muy tu problema, todos tienen a ese hombre en un pedestal, pero déjame decirte, será él mismo quien se baje de ahí con sus actos.- dicho esto, salí de la habitación, dejándolo solo y sin arrepentirme por todo lo que había dicho.
Mi alma se sentía libre, pero también dolida, mi corazón comenzaba a rasgarse lentamente y eso era lo que más dolía.

UN CONTRATO AMOROSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora