Capítulo 43

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Me senté en el borde de la ventana, sintiendo la brisa fresca acariciando mis mejillas, había pasado un mes desde que Marian se fue, he estado en comunicación con ella y me cuenta que todo está yendo tranquilo, eso me hacía sentir tranquila. Mario se había ido a la empresa de su padre desde en la mañana, comenzó su labor ahí hace unos días y es necesaria su presencia, él se encarga de ver las ganancias, conseguir compradores importantes y organizar eventos. Las cosas entre nosotros han ido bien, nada fuera de lo común, pero hay más besos inesperados y cariñitos. Sentí una pequeña luz chocar con mi cara pero luego desapareció, fue cómo un flash o algo parecido, me puse de pie y me incliné sobre el balcón para poder divisar sí había alguna persona entre los árboles de la casa de a lado, pero no había nada, opté por cerrar la ventana y cortinas, me había puesto nerviosa. Encendí la luz de la habitación y me dejé caer en el sofá, mi vida comenzaba a ser más aburrida de lo que ya era, necesitaba encontrar alguna pasión o cosa que me mantuviera con la mente ocupada.  La puerta de la habitación se abrió, me sobresalté debido a que tenía los nervios encima, Mario entró mientras se desabotonaba la camisa y lanzaba su saco a la orilla de la cama, me miró y me dedicó una sonrisa.
Mario: qué hermosa te ves en pijama.- se sentó a lado de mí y dejó un beso en la comisura de mis labios.- hoy fue un día pesado, muchos eventos próximos, varios compradores exigentes, agh.- recargó su cara en mi hombro y después la levanto para mirarme.- ya quería estar en casa con mi mujer.
T;N: eso es demasiado tierno.- reí.- pero tienes que darte una ducha, preparé la cena hoy y está esperando en el microondas para ser comida por ti.- toqué la punta de su nariz y él hizo un puchero.
Mario: no quiero.- quejó.- aunque eso podría cambiar sí tú eres la cena de hoy...- susurró tratando de lucir sensual, y vaya que lo hacía.
T;N: no.- reí.- ve a ducharte y después baja a cenar.
Mario: está bien.- se levantó con su cuerpo jorobado y me miró.- ¿me ayudas a desvestir, cariño?- se le formó una sonrisa de media luna y sus ojos pícaros chocaron con los míos.
T;N: ¡No!- dije avergonzada y él suspiró mientras miraba el suelo, cómo un niño regañado. Sacó su pijama del closet y entro al baño, no sin antes dedicarme una mirada de decepción, pasó un rato y escuché la ducha chocar contra los mosaicos del suelo. Me puse de pie y camine nuevamente hacía la ventana, tomé la orilla de la suave cortina y la recorrí para ver sí había alguien sospechoso afuera, pero nada, todo estaba muy oscuro y las lámparas que alumbraban la colonia no ayudaban mucho. Supongo que solo era mi imaginación nocturna. Mi celular sonó sobre el mueble de noche, era un mensaje, cerré nuevamente la cortina y me dirigí a ver quién era, Noah.
Noah: buenas noches, ¿cómo estás?- siempre me preguntaba lo mismo y estaba al pendiente de mí.- yo bien...aunque no me dejas dormir.
T;N: ¿por qué no te dejó dormir?- respondí con caras riendo.- yo no te estoy enviando mensajes a altas horas de la noche.
Noah: no he podido...- la puerta del baño se abrió, no creí que saldría tan rápido de ducharse. Apague mi celular y lo deje nuevamente sobre la mesa de noche, él traía su cabello alborotado, se veía bastante bien.
T;N: ahora baja a cenar.- me coloque frente a él, sus brazos me envolvieron, dejando mis brazos acorralados contra su pecho.
Mario: ¿puedo dejarlo para el desayuno de mañana?- dejó varios besos alrededor de mi cara.- mi vista está cansada y solo quiero acostarme con mi chica.- fuimos retrocediendo hasta que caímos sobre la cama, él sobre mí pero sin dejar todo su peso sobre mi cuerpo.- tus mejillas son tan rojas como una manzana o una ciruela, ¿cuál prefieres?
T;N: la ciruela.- él asintió cerrando sus ojos, haciéndome ver qué mi elección había sido buena. Dejó pequeños besos sobre mis labios y después nos acomodamos bajo las cobijas, él pasó uno de sus brazos por detrás de mi espalda y me pegó a él para recostar mi cara sobre su pecho, después colocó su otra mano sobre mi cabeza mientras acariciaba mi cabello.
Mario: siempre pensé que esto era una cursilería, cuándo Marco me contaba sobre sus noviazgos, yo creía que eran muy empalagantes.- sentí que inhaló y después soltó un suspiro.- pero ahora que te tengo, ya nada de eso me parece empalagante, al contrario. 
T;N: ¿qué somos, Mario?- él no respondió, simplemente dejó un beso en mi nuca y cubrió mi espalda con la manta.
Mario: descansa bien y sueña con cosas bonitas.- entendí que estaba cansado y hablar sobre el tema ahora sería muy alargante para él. Descanse sobre su pecho, sintiendo su respiración tranquila y escuchando los latidos de su corazón, eso me hizo dormir con facilidad.

UN CONTRATO AMOROSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora