Capítulo 36

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Llegué temprano a casa, había envuelto los regalos en el parque que se encontraba frente a nuestra casa, ahora se encontraban debajo del árbol de navidad.
Terminé de batir los huevos y los puse dentro del sartén con jamón picado, en lo que estaban, corte un poco de fruta, consistía en trocitos de manzana, piña y melón dulce, baje los platos extendidos, otros más pequeños para la fruta, vasos y una jarra con jugo de naranja.
Me sentía satisfecha con lo que había comprado, ya acomodé mi ropa en el closet, Mario se estaba bañando y había ordenado la cama por él mismo, un poco chueca, pero estaba bien. Serví los platos de huevo y continúe con la fruta, en ese momento, sentí los brazos de Mario rodear mi cintura y terminar con sus manos unidas en mi estómago, sentí nuevamente esa sensación en mi espalda y el golpeteo brusco en mi pecho, solté la cuchara con brusquedad sobre la encimera, me había asustado, descansó su barbilla sobre mi hombro y lanzó un suspiro.
Mario: ¿por qué sigues haciendo cosas que me vuelven loco?- susurró en mi oído, me estremecí un poco.- has comprado los regalos navideños, y ahora estás aquí, preparando el desayuno.
T;N: sí, pero suéltame.- reí con nerviosismo, él lo hizo rápidamente y se colocó a mi lado para tomar los platos y llevarlos a la mesa.
Mario: mierda, esto huele delicioso.- lo miré, estaba demasiado concentrado poniendo la mesa.- ¿por qué no me llevaste a comprar regalos contigo?
T;N: no preguntes eso.- burlé.- te dije que quería ir sola.
Mario: ¿todos son de tu familia?- asentí, por supuesto que había mentido, desde hace mucho tiempo yo dejé de tener una familia.
T;N: en dos días es navidad, también quiero ir al cementerio para visitar la tumba de mi madre.- suspiré mientras dejaba los platos de fruta sobre la barra y me sentaba a su lado.- y me gustaría que tú visitaras a tus padres.
Mario: lo haré.- suspiró.- ¿puedo acompañarte cuándo vayas con tu mamá?, quiero hablar un par de cosas con ella, creo que le debo una explicación.
T;N: claro, puedes acompañarme.- sonreí. Él asintió con una sonrisa y metioca.- ¿sabe bien?
Mario: ¿de verdad preguntas eso?- cubrió su boca mientras sonreía.- está delicioso, creo que la señora Leonor le ponía muchos condimentos a la comida, no me gustaba mucho, esto es más de mi gusto.
T;N: me alegro.- procedí a comer y él me miró.
Mario: ¿cómo era tu mamá?- aclaró su garganta, lo miré enseguida y él negó.- olvídalo, no tienes que contarme sí no te sientes lista para hacerlo.
T;N: no, está bien.- reí nerviosa, era algo que aún no superaba del todo, y es qué, ¿cómo se supera la muerte de una madre?- ella tenía un ligero parecido a mí, era la niña de sus ojos y siempre buscaba la manera de protegerme, aunque eso trajera cómo consecuencia los golpes de mi padre, me cantaba canciones cada noche, me preparaba mi comida favorita y al llegar de la escuela, ella siempre me tenía el plato servido con un juguito sabor a fresa.- sonreí al recordar cada detalle.- algunas veces escuchaba gritos en su habitación, pero yo creía, inocentemente, que mi padre y ella estaban jugando...pero no era así.- suspiré con dolor y baje la vista a mi plato ya revuelto.- conforme fui creciendo, me di cuenta de los golpes que aparecían en el cuerpo de mi mamá, ella me decía que se golpeaba con el borde de la escalera o con la orilla del comedor, pero no, nunca supe cómo defenderla de ese maltrato, ella siempre me decía que no dependiera económica ni sentimentalmente de un hombre, también me decía que no le entregara mi punto más débil o la confianza a nadie, porque más adelante usarían eso para lastimarme, pero también deseaba que yo tuviera una familia y que fuera feliz...nunca supe de que murió mi madre, sólo sé que su cuerpo se deterioró poco a poco hasta que no tuvo fuerza para seguir respirando, ha sido muy duro desde que eso sucedió, me sentí sola, abandonada y deprimida, no quería seguir con nada y no le veía el sentido a mi vida... cuándo mi padre me hizo firmar ese contrato, me arruinó por completo.- pude notar que su mirada perdió el brillo y su rostro lucía decepcionado.- en ese momento creí que sería una esclava y las palabras de mi madre me retumbaban en la cabeza tan fuerte que incluso me sentía mareada, sentí que se sentía decepcionada de mí.
Mario: cada día me maldigo por haberte arruinado la vida...- suspiró mientras quitaba el plato de comida intacto y lo dejaba en el centro de la barra.- lo lamento.
T;N: no fuiste tú, fueron nuestros padres, que eligieron por nosotros lo que según ellos, sería mejor para nuestras vidas.- lo miré, este seguía con la mirada abajo y su respiración lenta.- pero sé que mi madre ahora está tranquila por las decisiones que he tomado en este contrato, y también porque... tú ya estás siendo bueno con su niña.- tomé su mano y este me miró, se veía triste.
Mario: es por eso que le debo muchas explicaciones a tu madre.- sonrió con nostalgia.- te dejare libre cuándo el contrato terminé, me alejaré de ti para que puedas ser feliz.
T;N: ¿tú crees que puedes mover el cielo para que me enamore de ti y después alejarte cómo sí nada?- lo miré y suspiró evitando sonreír.- tienes que hacerte cargo de los sentimientos y sensaciones que despiertes en mí, ¿ok?- el me miró sonriendo, mostrándome sus hermosos dientes y hoyuelos, solté su mano y me dispuse a terminar mi huevo, que por cierto, estaba frío.
Mario: así será, señorita.- sonrió mientras arrastraba el plato para volver a comer.- me haré cargo de absolutamente todo.- asentí tranquila y continúe comiendo, sentía su mirada en varias ocasiones y cuándo ambas se cruzaban, él me sonreía tímido, comía con emoción y sin dejar de sonreír, de alguna manera le había confesado lo que sentía por él y eso me hacía sentir un poco más libre.

UN CONTRATO AMOROSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora