Capítulo 14

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Su mirada, sus labios, su cabello y sus manos me traían vagos y horribles recuerdos, deseaba borrarlos mirando hacia otro lado o pensando en cosas tranquilas, sin embargo, mi mente parecía una ruleta descompuesta, giraba y giraba pero siempre terminaba en el mismo lugar. Mi corazón latía con fuerza y las náuseas no habían desaparecido, esperaba con ansias poder irme de aquí.
Leo: deberíamos de salir a algún lugar después de esto, o ir a tomar un café, cualquier día.- sonrió mientras me veía, baje la mirada y comencé a jugar con mi anillo.
Adam: eso tenlo por seguro.- sonrió mientras bebía toda la copa de champagne.- estamos muy contentos con tu regreso, que desgracia que tengas planes de irte a fin de mes.
Leo: eso está por verse.- suspiró y se recargo en el respaldo de la silla en la que se encontraba.- venir aquí me hizo dudar de mi decisión.
Mario: ¿y ese milagro que has estado tan callada?- interrumpió la plática de  mi hermano con Leo, lo miré por unos segundos y solo negué.
Leo: quizás está sorprendida.- se encogió de hombros.- ¿o acaso te removí sentimientos, querida?- él sabía que hablarme de esa manera me hacía entrar en pánico, lo miré molesta y temerosa, él solo sonrió.
Mario: ¿de qué habla?- no era nadie para pedirme explicaciones, sin embargo, su expresión me las exigía.
Leo: soy su ex novio, ya sabes, quizás esté así porque no esperaba verme tan pronto.- suspiró.- dejé una marca profunda en su corazón, creo que fui su primer amor.- era un pedazo de idiota, siempre había querido defenderme, pero sinceramente, ahorita no puedo ni siquiera articular palabra.
Mario: vaya, es una sorpresa.- suspiró mientras se levantaba.- iré a buscar algo de beber.
T;N: ¿puedo ir contigo?- él se negó y continuó caminando mientras se abrochaba el botón de su saco negro. Después de que él desapareciera por el pasillo decorado y repleto de gente, me puse de pie y camine por dónde se encontraba la salida, estaba decidida, quería irme cuánto antes y no me importaba sí tenía que hacerlo caminando, me sentía amenazada, encerrada y aterrorizada. Abrí la puerta principal y salí enseguida, la noche se había tornado mucho más fría e incluso el viento era más fuerte, levanté el vestido para que no arrastrará por el camino de piedras picudas y me dirigí hacía el auto, tenía la esperanza de que una de las puertas estuviese abierta, pero no fue así, todas estaban cerradas, decidí continuar con mi camino, quise grabarme el camino pero ahora mis recuerdos buenos estaban siendo opacados por otros desagradables, regresé mi vista hacia atrás por unos segundos y pude ver a Mario parado en la entrada mientras se quitaba la corbata, detrás de él estaba Adam y Leo, quiénes acababan de llegar, su rostro se giró a ambos lados y al final me miró, regrese mi vista hacia mi camino y fue cuándo nuevamente comencé a escuchar el golpeteo de las suelas sobre el pavimento, mis piernas se sentían débiles y temblorinas, mi corazón latía demasiado lento, parecía que se detendría en cualquier momento.
Mario: hey.- tomó mi brazo y me gire para verlo, sin ganas de nada, solté un suspiro.
Leo: cariño, ¿estás bien?- dijo a mi lado, Mario lo miró con curiosidad y yo sólo me recargue en su pecho, cómo sí el pelinegro fuera mi salvación, y es que por muy raro que fuera, en este momento lo creía así.
T;N: ¿puedes llevarme a casa?- le dije sin mirarlo, mis piernas flaquearon y sentí que caería, afortunadamente las manos de Mario rodearon mi cintura y me ayudaron a tener soporte.
Mario: vayamos al auto.- susurró, me levantó en sus brazos y comenzó a caminar de regreso al estacionamiento, miré por encima de su hombro, Leo me sonrió con total malicia mientras elevaba una de sus finas cejas. Mario abrió la puerta del copiloto y me dejó ahí con suma delicadeza.
Mario: tienes que ir al doctor cuánto antes.- me dijo, me abrochó el cinturón y después se puso en cuclillas frente a mí.- no es normal que tengas desmayos, mareos o que estés tan débil.
T;N: estoy bien, no es necesario.- suspiré y dejé caer mi cabeza sobre el asiento.- solo manténlo alejado de mi vista.

UN CONTRATO AMOROSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora