Capítulo 02

716 24 0
                                    

Mi vida ya comenzaba a ser una mierda, aunque siendo sincero, creo que lo fue desde que estaba en los testículos de mi padre. Vestido de traje caminaba frente a mí, su porte elegante era completamente envidiable y nadie podía negarlo, a pesar de estar un poco canoso ya, las mujeres caían rendidas ante él sin ningún tipo de desacuerdo, mi madre era igual a él, siempre oliendo al más caro perfume de su elección y luciendo hermosos vestidos elegidos por mi padre. Ambos eran famosos dueños de una empresa de modelaje, se aliaban con las empresas de diseño más famosas de la ciudad y eso les daba mucha ventaja, estaban a un nivel impresionante. Yo estaba en el segundo puesto, al ser hijo único, heredaría todo lo que mi padre estuviera dispuesto a darme, aunque primero tendría que estar casado para poder obtener una parte de ese dinero. Ahora iríamos a reunirnos con el señor Acosta, mi madre prefirió quedarse en casa debido a su cansada jornada laboral de hoy, así que iba solamente en compañía de mi padre.
Mi vida amorosa era estable, aunque ahora no tenía novia, y tampoco estaba interesado en tenerla pronto. Llegamos, la casa era un poco más pequeña que la mía pero parecía tener sus comodidades, una señora de la tercera edad abrió la puerta indicándonos que pasáramos, un interior algo anticuado pero se veía bien. Nos encontramos con unos sillones color vino que resaltaban con las paredes, había algunos cuadros sobre la chimenea y otros más colgados en la pared.
Acosta: ¡Qué alegría me da verlos!- su voz ronca resonó en ese lugar, él saludó a mi padre con un gusto e interés notorio, después me saludó a mí.- supongo que tú eres Mario, es un gusto poder conocerte al fin, tu padre me habló mucho de ti.- sonrió y yo hice lo mismo sin responderle.- pero pasen, los demás están en el comedor.- así lo hicimos, pasamos por una puerta marrón y nos encontramos frente a un comedor enorme, había platillos acomodados frente a cada silla y algunos hombres trajeados frente a ellos.
Acosta: espero que la comida les guste.- me senté después de mi padre, era mi primera vez en este tipo de reuniones y parecía cómodo por ahora.- coman, después arreglaremos unos cuántos asuntos.
Padre: el sonido de tu voz me agrada.- ambos rieron, por supuesto, con un claro interés de por medio que yo no podía aclarar aún. Metí un pequeño trozo de carne a mi boca, perfectamente condimentado y en su punto exacto.
Acosta: he firmado ese contrato que tanto habíamos hablado.- los miré por unos segundos, el señor no dejaba de verme con esos ojos negros profundos.- ahora confirmo que es la mejor alianza que podríamos haber creado.
Xx: yo opino lo mismo.- dijo un pelinegro que se encontraba a lado de mi padre.- el lazo entre ustedes crecerá, al ser empresas de alto nivel, serán aún más reconocidas gracias a ese matrimonio, será algo beneficioso que ambas familias se junten.- ¿matrimonio? ¿de qué carajo estaban hablando?
Mario: ¿De qué matrimonio hablan?- los ojos de todos se centraron en mí con sorpresa, quizás creían que yo sabía algo respecto a ese tema.
Padre: quizás es algo de lo que no hemos hablado aún tú y yo.- me miró.- hemos firmado un contrato para que un matrimonio se forme, el señor Acosta tiene el mismo poder que yo en este tipo de negocios, así que un matrimonio de nuestros descendientes, sería una bomba para las ventas y popularidad.
Mario: ajá, entiendo eso, pero no lo del matrimonio.- todos rieron, una de las señoras comenzó a levantar los platos, aún ni siquiera había terminado toda la comida que tenía en este. Otra de las sirvientas acercó botellas de licor y pequeños vasos con hielo, después los sirvió.
Acosta: iré por ella.- susurró mientras caminaba detrás de mi padre, todos parecían emocionados, al parecer eran socios con algo no relacionado con la moda y modelaje. Miré a mi padre, estaba a mi lado bebiendo su vaso con licor y pidiendo un poco más.
Xx: los lazos se unirán y formarán una bomba, los inversionistas estarán más interesados en ustedes.- dijo el rubio con acento extraño.- dos familias poderosas se unirán y se harán una sola.- la puerta se escuchó abrirse, todos se pusieron de pie con sus vasos en mano y atentos a quien entraría por ahí, mi padre se levantó de aquella silla con una sonrisa y me miró enseguida.
Padre: te presento a tu futura esposa, Mario.- ¿cómo que esposa?, me gire sin levantarme de la silla para observar de que se trataba, el señor Acosta entro con una chica a regañadientes, ella tenía el cabello en una coleta desastrosa y una pijama de osos bastante ridícula.
Acosta: lo siento, le pedí que se arreglará antes pero ella creyó que se trataba de una broma.- todos rieron ante ese comentario, a excepción de ella. Se sacó del agarre de su padre y miró a todos con confusión. Recordé las palabras que mi padre y mi madre me habían dicho antes de salir de casa, "lo que haremos será por el bien de la empresa, no queremos caer en bancarrota", entonces eso era, yo sería la salvación.

UN CONTRATO AMOROSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora