Tat x Sorawit| Gotas de acuarela.

Capítulo 14| La cita de Oat

Una disculpa por no actualizar, estuve un tiempo sin inspiracion y ocupada con unos asuntos. Ya ando de nuevo al pendiente de mis historias. 💛

Dedicado a: AnaLima679 lalekuwu CHLionessFriend LiaDani11 alaska01220 anahito41 BeatrizdeJesus9 HojaMarchita VittoriaLeducRoussea LumDark Lali1202 cctv2001 FatimaLopez099

Hoy era un día importante para el Inspector M. Hoy tendría una cita con la única persona que daba vueltas en su cabeza día y noche; el doctor Oat.

Esa pequeño forense al que nunca antes le había dado un segundo vistazo en su vida, el cual por jugadas de la vida acabó sin poder despegar su vista de él.

El inspector M es un hombre que imponía tanto por su manera directa de hablar como por su porte varonil que va acorde con su trabajo. Era consiente que las mujeres se acercaban a él con tal de conquistarlo, más nunca otorgó su corazón a nadie.

Esto no quiere decir que no tuviera novias, relaciones o no supiera como comportarse en una cita. Básicamente aceptaba con facilidad la llegada de las mujeres, pero no hubo una con la que quisiera pasar el resto de su vida.

Cada una de las novias que tuvo, acabaron por marcharse de Viangpha Mork en busca de un trabajo en la ciudad o el extranjero. Todas trataron de persuadir al inspector para que se trasladará con ellas y empezaran una nueva vida. Evidentemente fracasaron.

El inspector nunca tuvo el sueño de irse a viajar por el mundo, conocer gente de otros países e interactuar con ellos o el hecho de ser reconocido con uno de los mejores inspectores. Está claro que por eso tampoco sería incompetente, pero amaba Viangpha Mork por más rural que fuera. Ese era su hogar y debía protegerlo.

Poco sabía que el destino le pondría en su camino una personita torpe que lo acabaría por atropellar con un carrito de brochetas de cerdo. A nuestro lindo doctor Oat se le había encargado vigilar el carrito, accidentalmente se descuidó y dicho empezó a descender por una colina.

Cuando el carrito se estrelló contra el inspector, arruinándole de paso el uniforme, dicho se enojo mucho.

Aquel dia Oat recibió su primer sermón por parte de un inspector de policía y al sentirse tan mal empezó a hacer gestos de querer llorar. Oat se ofreció a coser su camisa que se rasgó por la fricción al caer en la calle y también a curar de los rasguños en su cara.

Al ser llevado a su casa descubrió que el menor vivía en un espacio pequeño y lleno de cositas adorables. Era evidente que le gustaban las aves por la cantidad de casitas de madera miniatura que les había construido donde colocaba un poco de comida y agua.

Algunos pájaros visitaban su patio trasero para disfrutar de la sombra y comodidad que les ofrecían las casitas. Algunas de ellas en agradecimiento le cantaban, otras dejaban una plantita que recogieron de algún arbol y otras se asomaban por la ventana batiendo sus alas en señal de despedida.

—Intenta no acercarte mucho, su mamá se enfadará si te descubre.

Le dijo esa misma tarde que curó sus heridas el forense. El inspector había salido al jardín atraído por un nido en la punta de un árbol de naranjas.