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Mamá fue la primer persona que amé. Después eventualmente mi familia se convirtió en mi mundo. Poco después descubrí que amaba a un hombre siendo un hombre. Nunca pensé que fuera posible estar juntos.
De pronto entendí que el supuesto amor que tenía por Tat no se podía comparar con todo lo que me hizo sentir desde el momento en que realmente llegué a conocerlo.
Lo odiaba cuando me hacía llorar, lo extrañaba cuando estaba lejos, deseaba ser el hombre a quien corriera a buscar cada vez que la melancolía doliera. De pronto entendí que si no era él, nadie más me haría sentir de la misma forma.
Me aterraba dejar de sentir esa felicidad. Me aterraba que yo no fuera capaz de provocarle la misma reacción. Cuando se marchó sin mirar atrás, no sabía que a lo que realmente le temía era al abandono.
Las cosas empezaron a empeorar después de su partida. Nada fue fácil, y después del asesinato de mis padres, quise morir un millón de veces, pero no podía hacerlo sin primero vengarlos.
En el proceso encontré a Gummy quien se convirtió en mi hijo, y recuerdo que la primera vez que me llamó "Papá", lloré porque él me había devuelto una parte de mi que por años había perdido: Mi felicidad.
Gummy era todo mi mundo.
De pronto en ese cuadro familiar apareció de nuevo Tat, y el cielo volvió a brillar. Ustedes se convirtieron en mi razón para seguir viviendo.
S O R N
¡¡Hay fuego!!!
¡¡Fuegoo!!
Los brutales gritos desesperados me despertaron. Hasta todo este tiempo había estado acostado encima de una lavadora. Los recuerdos de hace unas horas llegaron a mi mente como una fresca brisa de mar. Miré al rededor, y no encontré a Tat por ninguna parte.
Hubiera creído que se trataba de un sueño de no ser porque al bajarme de la lavadora sentí una fuerte punzada en mi trasero. Traía la ropa puesta, y Tat me había limpiado así que no perdí tiempo en abrir la puerta.
Una vez abierta, una onda de luz roja cubrió todo a mi al rededor seguido del escenario de las llamas consumiendo todo a su paso.
