Capítulo 33| A una respiración de morir

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Oigan, he de decirles que hace dos días en mi feo estado incendiaron vehículos, camiones, gasolineras, oxxos, negocios de comida. También bajaron a las personas de sus autos a punta de pistola. 😔

Y pues la situación está horrible aquí.

Hace un tiempo pasé por un intento de secuestro, afortunadamente fui capaz de poner resistencia y ganar tiempo. Pero lastimosamente muchas conocidas han desaparecido ahora. 💔

Para aquellos que están viviendo lo mismo en su estado, cuídense mucho,
les mando bendiciones y apréndanse los números de su casa, un amigo o alguien de confianza en caso de emergencia. ❤

✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨

—Capitán ya subieron la mercancía— Le informó uno de los tripulantes del barco al hombre al mando.

El Señor canoso de bigote detuvo su caminata para darle un rápido vistazo al marinero. Antes de hablar se aseguró que nadie estuviera cerca de ellos para evitar que escucharan su conversación.

Esperó a que un tripulante cargando un par de sogas cruzara y se alejara para al fin realizar la única pregunta que le interesaba.

—¿Te aseguraste de que estén todas las cajas?— Guió al marinero a la esquina en busca de mayor privacidad.

—¡Sí señor! Yo mismo lo verifiqué— Mantuvo su postura firme seguido colocó una mano sobre su frente en señal de respeto por su superior.

El Capitán giró sus talones.

—¡¡Suban el ancla!!— Ordenó con voz gruesa y demandante digna del hombre más poderoso del barco—. ¡Zarpamos!

Pasaron uno o tal vez dos segundos cuando el barco abandonó el puerto por irse naufragando sobre el mar.

Al rededor de las 3:20 P.M el barco hizo su primera parada en un muelle, aquí bajaron las cinco gigantescas cajas de madera. Ninguno de los tripulantes se atrevió a cuestionar el contenido que venia adentro, ni las razones por las que debían entregarlo en ese muelle poco habitable. Los hombres sabían que lo mejor era quedarse callados.

Una vez las cajas estuvieron fuera del barco dicho procedió a zarpar de nuevo hacia el mar donde seguiría su ruta ya planeada. Por hacer aquel "Favor" ya se habían desviado demasiado, no querían que alguien indagara en este caso o las consecuencias podrían ser severas.

Un par de camiones de reparto se encargó de transportar las cajas a una bodega escondida al fondo del muelle. Los trabajadores se retiraron una vez realizada su misión, todos a excepción de uno que se bajó de su camión para volver a cerrar con candado el portón.

El hombre no volvió a conducir, se quedó apoyado en la pared de ladrillos mientras fumaba un cigarrillo. Liberó el humo por los poros de su nariz al tiempo que una furgoneta blindada bajó por el puente que conecta al muelle.

A regañadientes pisoteó su cigarro todavía entero. Abrió el gigantesco candado, deslizó el portón pesado permitiendo el paso a la furgoneta, seguido cerró está vez sin candado.

Dos hombres bajaron primero de la furgoneta completamente vestidos de negro con cubrebocas y gorra. Sacaron del maletero dos palancas conocidas como pies de cabra o barreta.

Con el fierro en mano caminaron a las cajas para proceder a sacar los clavos. Los movimientos fueron precisos, no perdieron ni un segundo, ni gastaron demasiado esfuerzo en completar la misión. Una vez que destaparon las tapas, lanzaron los fierros al suelo.

El ruidoso sonido hizo eco por la ausencia de muebles y amplio espacio. Ellos asomaron sus cabezas adentro de las cajas. Se mostraron indiferentes al ver a diversas mujeres inconscientes en dichas, todas portaban un atuendo rosa del mismo modelo, tacones y el cabello suelto. En la muñeca de la mano llevan un brazalete con la inicial R.

Tat x Sorawit| Gotas de acuarela.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora