ALMAS PERDIDAS

113 5 19
                                    

Volver en Buenos Aires siempre estuvo en mis planes. Aquí crecí, aquí hice mis primeros pasos en la actuación y aquí vuelvo. Pasaron muchas cosas cuando viví en Buenos Aires, y hay ciertos recuerdos que me quedan que quisiera rechazar.

Mudarse a otro país también significa ir de compras, creo que eso es obviamente obvio. Llegué esta mañana y no tengo absolutamente nada que comer en mi depa, en el caso contrario habría un problema.

Por ahora sólo me tomo lo más importante, y bastante para esta noche y por la mañana. Estoy cansada y sólo quiero descansar. El resto lo haré mañana, no es muy importante.

Entonces, bastante rápidamente llego a la caja registradora para pagar lo que tomé. El cajero es un hombre joven que no puedo ver del todo al principio. Pero cuando llego a la caja, la única que hay en esa tienda, lo veo a él, el chico que quería olvidar y huir. Sé que me va a reconocer como yo pude reconocerlo. Va a ser muy incómodo.

La persona antes de mí termina de pagar y él levanta la cabeza hacía mí un segundo antes de volver a bajarla, e inmediatamente levantarla de nuevo. Sus ojos se abren en grande y su boca también.

- Hola...

Trato de sonar lo más natural posible. Parece estar en pausa.

- Señor no tenemos su tiempo. - dice una vieja detrás de mí, y Manuel por fin parece despertarse.

Manuel

- Hola. - le contesto sin poder creerlo aún. Estoy un poco incómodo, ella me hizo perder el control en un segundo. Pensé que la había superado, que había superado nuestro final, pero me duele el corazón. Siempre había creído en nosotros.

Todo pasa bastante rápidamente, hago los gestos que hago todos los días desde mucho tiempo, y luego ella paga. Trato de no encontrar su mirada porque es bastante incómodo.

- Gracias... Adiós.

No logro contestarle. Toma sus cosas y sale rápidamente de la tienda, pero me doy cuenta de que no puedo dejar que se vaya sin hablarle. No superé lo que pasó, eso está claro ahora, pero no puedo ser rencoroso. Ella fue una parte importante de mi vida y quiero saber como está.

- ¡Pietro! ¿Puedes remplazarme por unos minutos?

- Si, ¿por? Sos su fan ¿no? Vi como la miraste.

- No. - Le dejo mi lugar y empiezo a correr. - ¡Es mi ex!

- ¡No se corre detrás de una ex Manuel!

Suelto una pequeña risa pero tiene razón, y lo sé. Pero para esa ex hago todo lo que sea necesario.
Cuando salgo, ella está al lado de su coche con un cigarro en la mano. Sabía que fumaba, los paparazzi la siguen por todos los lados últimamente.

- ¡Bia!

Su cabeza se gira hacía mí y al mismo tiempo escupe el humo. La alcanzo rápidamente, pero frente a ella, no sé qué decirle.

- Hola. - dice incómoda.

- Hola...

Soy un tonto al mirarla así sin decir nada. Pero no sé qué decir, me parece muy extraño tenerla frente a mí después de tanto tiempo, después de tantas lágrimas que mojaron mi cara durante meses. Si, es muy extraño.

- ¿Querías decirme algo?

- Es que... Dios mío lo siento, me extraña verte.

- Si, a mí también. ¿Fumas? - me propone un cigarro, que acepto.

- Si, gracias.

Me relajará un poco, porque siento que estoy todo tenso y estressado.

- Así que... actúas... - ella me presta su encendedor y yo enciendo el cigarrillo. Es tranquilizador hacer estos gestos, son mecánicos y familiares, un poco como todos mis días al final.

One Shots →Disney Bia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora