A Little Too Much [part. 1]

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«A veces todo se vuelve un poco demasiado».

Hay que der fuerte. Eso es lo que le dicen a Manuel.  «Tienes que ser fuerte» «vas a estar bien» «todo va a mejorar». Y quiere pensarlo, trata de hacer todo para que le salga bien. Pero desde que murió Mara, siente que su mundo se desmoronó. En realidad está compartido entre dos emociones : primero la infelicidad por haber perdido a la mujer que más amaba, y segundo la felicidad por el regalo que le ofreció justo antes de irse. El nacimiento de Esmeralda realmente ayudó a Manuel. Sin ella, él ya no estaría de pie. De verdad lo siente así. Aunque para que ella naciera, la chica que amaba tuvo que morir...

— Aquí mi amor, es hora de dormir linda... - dice planteando a Esmeralda en su cuna. - Aquí te dejaré tu peluche. Si necesitas algo, gritas. ¿Eh? - le habla como si ella pudiera responderle. Ella tan sólo tiene un mes, no entiende ni una palabra de lo que le dice su padre. - Te quiero mi princesa. Te quiero mucho.

Besa la frente de la niña y se va, apagando la luz. Cuando sale de la habitación de su hija, suspira. Se siente mal, realmente. Está en una situación en la qué no puede aprovechar de estos momentos lindos porque piensa que aquí podría estar Mara, con él. Que podrían estar sonriendo felices. Pero ella ya no está, y eso Manuel no lo acepta. No lo podrá aceptar nunca.

Un teléfono suena, Manuel toma el suyo y ve que es Clara. Ella siempre lo llama para saber como está. Él tiene suerte de tener una amiga así, de verdad.

— Hola.-dice Manuel contestando la llamada.

— Hey. ¿Cómo estás?

— Uf, que pregunta tan complicada...

— ¿Pasó algo?

— Me siento tan solo, si supieras... Antes, tener a una hija a los veinte años no me daba miedo pero... ahora que estoy solo, todo se complica mucho y siento que no soy capaz de hacer las cosas bien...

Manuel suspira y pone su teléfono entre su hombro y su oreja mientras que prepara unas botellas con leche para su hija. Trata de ocupar su mente para no llorar pero las lágrimas ya están en sus ojos.

— Ey, no digas eso Manuel. Sos el mejor madre de esa tierra. Veo como tratas a Esmeralda, y te ocupas muy bien de ella. Se ve que la amas muchísimo... Y la cuidas muy bien. Mara debe estar orgullosa de ti ahora mismo. Ella te lo dijo, confia en ti y sabe que no vas a fallar.

— Quisiera tanto que sea a mi lado...

Cierra los ojos con fuerza pero su voz se quebra y suelta un sollozo que trata de ocultar poniendo su mano sobre su boca.

— ¿Quieres que venga?

— No... está bien... se hace muy tarde y estoy cansado...

— No llores...

— No puedo...-dice soltando otro sollozo. Él no aguanta ese dolor que siente en su corazón.

Los dos amigos se quedan un buen rato hablando. La francesa trata de consolar a su amigo que no puede parar de llorar. Pero después de esa llamada, Manuel decide de irse a dormir, sin antes pasar por la habitación de su hija para ver si está bien. Pero cuando entra, una mala sorpresa lo espera. Su hija ya no respirara, y la falta de oxígeno la volvió azul.

— ¡ESME !-grita el español con pánico. - ¡JODER ESME NO ME DEJES!

Toma su teléfono con pánico, las manos temblorosas, y marca el número de emergencia. Mira a su hija con pánico, no sabe qué hacer. Ella parece... ¿muerta?

— ¿Buen día, como le puedo ayudar?

— Estoy...-le da su dirección antes de todo. - Mi hija... Ya no respira, está azul... No respira... Ayuda por favor, ayuda...

One Shots →Disney Bia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora