CAPÍTULO 66/4: HUYENDO DE MÍ MISMA

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EMİR Y FERİHA

Mi ex esposa, luego de haber estado actuando algo raro, cayó sobre mis brazos. Yo estaba en otro mundo, debido a la confusión que tenía. Literalmente mi cabeza era un entrevero de ideas. Primero verla besando a otro hombre que no era el idiota de Levent, luego sacándome en cara algunos sucesos que vivimos, tratar de alejarme y finalmente decirme que no la deje ir. Yo no la entiendo, no sé lo que planea hacer pero sé que está pasada de copas, y una persona ebria siempre dice la verdad, o al menos esa es mi experiencia en borracheras. Tengo que aceptar que cuando ella me dijo que no la suelte y que no la deje ir un sentimiento de paz y plenitud se formó dentro de mí. Esas frases daban vueltas en mi cabeza, como si tratara de descifrar un mensaje entre líneas. Me siento feliz y con esperanzas ya que sé que podré saber lo que tanto quiero: el porqué de su escape a América, porque no creo que por esa discusión ella hubiese tomado semejante decisión. La conozco bien, tuvimos peores discusiones y problemas pero nuestro amor sanaba todas esas heridas.

Sin dudarlo por un segundo, yo levanté a mi ex esposa y la cargué hasta el auto

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Sin dudarlo por un segundo, yo levanté a mi ex esposa y la cargué hasta el auto. La senté en el asiento del acompañante reclinándolo para que pudiese acostarse. Le coloqué el cinturón con mucho cuidado rozando sus suaves brazos. Yo no podía aguantar tanta emoción. Luego de tres largos años tenía a la mujer que más amé y amo en frente mío. Era inevitable no sentirme emocionado de tenerla tan cerca. Antes de cerrar su puerta tomé su mano y la acaricié suavemente. Luego, destapé su cara moviendo unos cabellos que estaban el frente para poder acariciarla ahí también. Su piel estaba tan tersa y suave que era como si ella estuviese acariciando mis manos. Finalmente cerré la puerta del acompañante y me subí al auto. Lo encendí y comencé a manejar en dirección a mi casa. No sabía qué es lo que iba a hacer pero Feriha estaba conmigo, sabía que pensaría en algo sobre la marcha. Pude distinguir que me iba alejando de Ece, que estaba en la puerta del hotel viendo como me iba, pero no le di tanta importancia. Ya otro día hablaré con ella, sé que la estoy ignorando y ella no merece eso. Pero ahora lo único importante es que Feriha está conmigo, aunque sea inconscientemente.

Durante todo el viaje a casa no podía dejar de verla, tan tranquila y callada en sus sueños. De un momento a otro como que quería despertarse, pero al rato volvía a quedarse dormida. La verdad me preocupaba bastante, porque ella no había tomado tanto... bueno, yo suponía que ella había llegado sobria al club. Así que ese sentimiento de preocupación también invadía mi cuerpo. ¡Soy una bola de nervios y sentimientos encontrados!
Bajé del auto junto a mi ex mujer en mis brazos y la metí a casa.
Cuidadosamente subí hasta mi habitación y la acosté en la cama. Ella estaba tan indefensa, esa mujer que mostraba por fuera no estaba aquí. Yo me senté a su lado mirando su cara sin parpadear. La verdad es que la mezcla de emociones que estaba sintiendo podía resumirse en nostalgia.

Extrañaba tanto su olor, su tacto, su sola presencia... es decir, tenerla a mi lado. Recosté mi cabeza para poder dormirme a su lado. Obviamente no era un pervertido e irrespetuoso como para ir a acostarme con ella. No iba a hacerle eso aunque la idea pasó por mi cabeza. Decir que extrañaba la sensación de dormir a su lado, oír su respiración y mirar sus intentos de abrir los ojos era poco. Hace ya tanto que no escuchaba los latidos de su corazón o la fuerza con que inhalaba o exhalaba al despertar.

EL SECRETO DE FERİHA 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora