Jun recurre a Joshua, su mejor amigo, cada vez que está mal, cada vez que se siente a punto de caer, sin saber que, con el pasar del tiempo, éste ha ido adquiriendo sentimientos por él.
Joshua sufre en silencio mientras lo consuela, mientras lo abraza y le susurra palabras dulces al oído, duele tanto que su corazón oprime su pecho con fuerza, duele tanto que incluso el más mínimo toque pincha.
Inconscientemente Jun se ha vuelto un arbusto lleno de espinas para él, cada vez que intenta tocar sus flores se pincha, quizás sea porque no le pertenecen, ese simple tacto no se lo merece.