A sus veintiún años de vida, Joshua desearía haber notado antes lo que le sucedía con Jun, porque la imagen frente a él no era para nada linda.
Jun llora al darse cuenta del punto al que habían llegado, sus ojos duelen de tanto llorar y más aún por el hecho de que su mejor amigo se había estado cayendo a pedazos frente a él y no había podido notarlo.
Joshua siente lágrimas caer de sus ojos pero aún así mantiene distancia de Jun, sabe que si se acerca no sería el único que saldrá lastimado.
—Lo siento —Jun vuelve a romperse frente a él pero esta vez Joshua no puede contenerlo, porque ambos están rotos y no deben mezclar sus pedazos ni arriesgarse a lastimarse entre ellos.
—No te disculpes, también es culpa mía —sonríe triste y Jun siente, por primera vez, como su corazón se rompe a causa de Joshua.
No lo amaba, al menos no de la forma en que Joshua lo hacía, porque para él Joshua era el mejor amigo que la vida podría haberle dado, pero no tenía sentimientos románticos por él, porque amaba a alguien más.
—No, es culpa mía —finalmente lo hace, asume la culpa, porque en algún punto quiso borrar lo que sentía por alguien más y poner a Joshua en su lugar, pero no pudo, porque podía engañar a su mente pero no a su corazón—. Yo amo a alguien más.
Aquella fue la gota que rebalsó el vaso, lo único que necesitaba Joshua para saber que no debía continuar a su lado y Jun lo sabía, lo sabía a la perfección y por eso lo ha dicho, porque aunque ya no amaba a esa otra persona, tampoco amaba a Joshua, y aunque no quería perderlo, debía dejarlo ir, porque Joshua ya no era feliz a su lado, porque Joshua se estaba perdiendo a sí mismo por su culpa y no aguantaría un solo minuto más de esa forma.
—Será mejor que te vayas —siente ese fuerte dolor en el pecho y mira hacia otro lado, ver lo que había causado en su mejor amigo no era algo agradable, mucho menos cuando Joshua no paraba de llorar, mucho menos cuando presenciaba frente a él cómo Joshua era destruido por su culpa y los sentimientos tan caóticos que había insertado en su interior.
La culpa crece en su corazón, instalándose en él como un puñal que dejaría una cicatriz que no podría borrar nunca, porque había dañado a una de las personas más puras que había conocido en su vida y no podría perdonarse por ello.
Por su parte Joshua siente que todo se le viene abajo, porque el sentido que alguna vez creyó encontrarle a su vida ya no estaba, la calidez que le abrazaba había desaparecido por completo, ahora notaba el gran vacío que había crecido en su pecho, un frío y extenso vacío que lo aterraba.
Definitivamente ya no tenía a Jun con él y tenía miedo, porque la única forma de vivir que conocía incluía a su mejor amigo en ella.