Mi Estúpido Error

5. Que No Te Griten En La Esquina El Venao, El Venao

Diamond City, noviembre 2017.

El día de hoy era la feria del colegio, es una estúpida feria que hacen cada año solo para matar el tiempo y según ellos distraernos de los deberes del mismo, pero eso una estupidez muy grande. No me gusta la feria, de hecho, solo asisto este día porque tengo que entrenar y debo de ser el mejor jugador de mi generación para poder obtener la beca que me dará pase directo y sin tanta complicación a la universidad. Joder, parece como si fuera ayer que había entrado a la preparatoria y ahora estoy a nada de irme de aquí.

—¿Me veré muy idiota si me gasto todos mis ahorros en poder obtener un peluche en los juegos? —preguntó mi amigo Adam desde su lugar.

La verdad oí lo que dijo, pero estaba más concentrado viendo por la ventana, estaba pensando en todo lo que tenía que hacer, joder que estrés. Debo de acomodar mis horarios para hacer los deberes, debo de entrenar, cuando llegue a casa debo de acomodar mi cuarto, lavar mi ropa, limpiar la cocina y hacerme espacio para ver la telenovela de las ocho y las diez con mi madre. Y eso sin contar que debo de organizar muy bien mi closet. No sé dónde están mis bóxeres.

—¿Y de cuando acá te gustan los peluches, Adam? No te conocía esos gustitos, eh —se burló mi amigo Héctor.

Adam soltó un gruñido por lo bajo antes de darle un golpe a puño cerrado en la rodilla a Héctor sin previo aviso. Solté un suspiro cansado y me dejé caer por completo en la silla donde estaba sentado. Mi mirada cayó inevitablemente en un árbol que yacía fuera del salón de historia. Hace mucho tiempo que no la veo leer, de hecho, ya ni la veo. He estado tan ocupado con todo que muy apenas tengo tiempo para respirar. De manera distraída comencé a jugar con el bolígrafo que tenía en mi mano mientras que seguía viendo por la ventana tratando de recordar exactamente cuándo fue la última vez que la vi leer, o mejor dicho cuándo fue la última vez que la vi en algún lugar.

Dejé de ver aquel árbol cuando escuché la puerta del salón siendo abierta, mi cabeza se giró hacia allá y no puse ninguna expresión al percatarme de quien entraba, de hecho, estaba tan cansado de todo que ni siquiera tenía ánimos de hacer alguna "travesura" con mis amigos. Le sonreí sin ganas a la chica que venía hacia los asientos que quedaban cerca, pero en cuanto ella echó un vistazo a mis acompañantes se detuvo y se fue hacia otros asientos que se encontraban cerca de la puerta. Originalmente me preguntaría que pasaba, pero ya sé la respuesta, Irina no soporta a Héctor por ser tan... él. A pesar de que él le haya ayudado para que tuviéramos una relación. Sí, Irina terminó siendo mi novia.

No sé cómo pasó, bueno. En realidad, si lo sé. Empezamos a salir cuando ella me lo pidió y comenzamos a tener una relación "estable" también cuando ella me lo pidió. Siendo sincero la quiero, pero no la quiero de la misma manera que ella lo hace conmigo. Es como si fuera mi amiga, una amiga que le doy besos castos en los labios y ya. Fuera de ello no hay diferencia, los primeros meses pensé que, si podría sentir lo mismo que ella, pero estaba muy equivocado, por más que me esforcé no lo pude lograr. No amo a Irina como ella lo hace conmigo, y eso me hace sentir mal, pero no la puedo dejar, es muy dulce conmigo y sé que merece a alguien que en verdad sienta lo mismo que ella. Créanme cuando les digo que he tratado de terminar con ella, cientos de veces, pero no lo sé. Cada vez que trato veo sus ojos y me doy cuenta de que yo no sería capaz de lastimar su corazón, la lastimé demasiado cuando comenzamos a salir como para que le haga daño una segunda ocasión. No podría con la culpa, por eso sigo con ella. Creo que lo mejor será terminarla cuando estemos a nada de entrar a la universidad, con la típica excusa de la distancia y cosas así. Eso es lo mejor.

Dejé de pensar en mi estúpida situación con Irina cuando se volvió a abrir la puerta del salón y por fin entró Espinoza con su típica cara de "odio mi vida".