13. Como Que Se Descontroló Un Poco El Espíritu Navideño, ¿No?

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Hoy por fin era el día de navidad, la casa era un completo caos. Toda mi familia estaba en la casa de mis abuelos, bueno, en realidad no todos, algunos integrantes faltaban ya que tuvieron cosas que hacer o de plano el tiempo no les alcanzó para llegar hoy, como a mi prima Elena, ella se quedó en la ciudad ya que no le dio el tiempo suficiente para llegar acá. La casa nunca estaba en silencio. Eso era malo y a la vez bueno, malo por los dolores de cabeza que se apoderaban de mí, pero bueno porque estábamos casi todos reunidos como hace años lo hacíamos. Una parte de mí está demasiado feliz de ver a mi familia reunida, pero eso no significa que todos estemos en armonía.

Y no me refiero a mis primos, tíos o abuelos, sino me refiero específicamente a Noah y a mí. Cada vez que estamos en la misma habitación se siente una incomodidad impresionante, Noah a tratado de hablarme, pero siempre busco la manera de librarme de él, no quiero hablarle. Estoy aún muy enojado con él por lo que hizo hace años. Me enoja y me lástima que gracias a un malentendido él haya decidido condenarnos a todos por igual, sin importarle lo que nosotros hayamos sentido ante su lejanía tan repentina. Toda mi familia nuclear estuvo destrozada por meses, mi madre estuvo sufriendo demasiado por mi hermano ya que no sabíamos nada de él, no sabíamos si estaba bien o no, mi madre fue la que sufrió más de nosotros, aunque eso no quiere decir que a nosotros no nos dolió. A Ariadna y a mí también nos afectó no tener a nuestro hermano mayor con nosotros.

Todo esto ocurrió ya que el señor se quería ir de intercambio fuera del país, al principio todo estaba bien, mis padres aceptaron su decisión, pero todo empeoró cuando en el lugar donde se iba a ir incrementó a niveles impresionantes las tazas de violencia, robos y secuestros donde la mayoría de las víctimas eran extranjeros. Mis padres le trataron de explicar más de una vez a mi hermano por qué no debía de irse, al menos por ese momento, pero él malentendió todo lo que le dijeron. Noah empezó a decir que no lo quería soltar, que no querían tener preso y estancado en un lugar donde ya no creía que fuera suyo, él quería ser libre de todo, explorar y conocer lugares nuevos al igual que a él mismo. Se hizo un tsunami en un vaso de agua. Noah había hecho un gran trabajo en voltear la moneda que incluso puso a dudar a mis padres sobre lo que le dijeron, pero en realidad el que siempre estuvo mal era mi hermano, el cual tiempo después nos dimos cuenta de que fue mal influenciado por uno de sus conocidos de la facultad.

Esa persona le metió ideas en la cabeza sobre que mis padres eran unos controladores de primera que buscaban la infelicidad de sus hijos, pero esto no era cierto. Cuando escuché toda la historia por parte de la novia de mi hermano que en ese tiempo era su saliente me sentí mal por Noah, pero luego el enojo se apoderó de mí, porque me resultaba estúpido que él siendo hijo de nuestros padres y los conocía se viera influenciado por las palabras de alguien que ni siquiera había visto a nuestros padres una sola vez. Cada vez que veo a mi hermano me acuerdo de las múltiples veces que vi a mi madre, padre y mi hermana llorar por su culpa. Incluso yo llegué a llorar a solas en mi habitación por su culpa. Me es difícil ver a Noah sin querer golpearle la cara por todo lo que nos hizo sufrir.

Una mueca se formó en mis labios cuando volví a masajear mi espalda donde aún tenía un raspón debido a que en mi momento de loquera con uno de mis primos decidimos manejar una cuatrimoto y a lo mejor tuvimos un accidente donde pude haberme quedado sin cabeza, pero esto último no se lo dije a Emma ya que esa niña suele preocuparse mucho, solo le dije que tuve un accidente, pero no a tal grado de que ella se quedara viuda sin antes casarse. Dejé de pensar en aquella niña que literalmente me ofendió hace mensajes atrás para que me bañara, solté un suspiro cansado al escuchar dos toques a la puerta de mi habitación temporal.

—Pase —dije lo suficientemente alto mientras seguía masajeando mi herida con la crema corporal que tenía.

No le tomé mucha importancia a la puerta siendo abierta y cerrada hasta que sentí como la cama se hundió a mi lado.

Mi Estúpido ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora