2. Porque Amigos, Él Y Yo. No Somos

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Aclaración:

Estos hechos se dieron lugar antes de que pasara la historia de Emma y de él como la conocemos, aquí se contará  FlashBacks a grandes rasgos sobre su vida. Lo explico para que no se confundan.

Diamond Hills, septiembre 2014.

—Anda, Black. Apresúrate que llegaremos tarde con el coach y no quiero dar cinco vueltas a la pista de atletismo —presionó a mi lado mi mejor amigo Adam.

—¿Podrías tranquilizarte por un maldito instante? —le miré con cansancio—. El coach no nos va a poner atención. Está muy ocupado con los de ultimo año —recordé evitando rodear los ojos ante la insistencia de mi amigo—. ¿Dónde está Stone? —pregunté azotando la puerta de mi casillero de mal humor al no ver a mi otro mejor amigo, Héctor.

—Ya sabes... Se fue temprano para ver a las chicas de ultimo año en atletismo —habló un poco incómodo Adam comenzando a caminar a mi lado.

—Es un cerdo —gruñí acomodando mi mochila sobre mi hombro mientras caminaba rápido hacia el campo—. Cada día está peor.

—Y que lo digas, hermano. Héctor tiene las hormonas en el aire —palmeó mi espalda.

—Dilo directamente, Adam. Héctor se la pasa con el pene parado —hablé obvio girando hacia la izquierda para ir a la salida del edificio—. No se te va a caer un huevo si lo dices como es —rodeé los ojos.

—Tú sabes que no soy tan directo, Black —explicó relajado Adam.

—Dile esa mierda a otra persona. Sabes que no me gusta que no digas las cosas como son Carter —regañé empujando la puerta y salir del edificio.

—A mí no me hablas así, Becker. No es mi culpa que el jodido de Héctor sea tan pervertido.

—Perdón —me disculpé tomando un respiro profundo—. Sabes que no me controlo y no pienso dos veces las putas cosas cuando me enojo —recordé viendo hacia el frente.

—Eso lo sé yo, pero debes de tratar calmarte. Eso te puede traer problemas después —concluyó—. Mira... —señaló un punto fijo.

Tuve que entrecerrar los ojos para poder ver mejor esa silueta lejana, no pude evitarlo y puse los ojos en blanco al percatarme que se trataba de una melena café oscuro escondida detrás de un árbol. Ahí está el puerco de Héctor. Solté aire fuertemente apresurando mis pasos para ir a ahorcar a mi otro mejor amigo.

—¡Black, espera! —gritó a mis espaldas Adam.

—¡Al carajo la espera! —grité devuelta—. ¡Stone! —le grité al imbécil que es amigo.

Supe que me escuchó cuando vi como su melena pegó un brinco. Su próximo movimiento sería correr. Como siempre. Ya no estaba caminando. Ahora corría para atraparlo en movimiento. En cuanto estuve detrás de él lo tomé por la parte de atrás del cuello de la playera del uniforme.

—¿A dónde vas, guapo? —hablé con sarcasmo viendo a Adam que estaba con su mochila en su mano.

—Black. Hermano del alma. ¿Cómo has estado? —preguntó viendo por arriba de su hombro con una sonrisa inocente.

—Estaba bien hasta que te veo aquí, pervertido de mierda —hablé entre dientes.

—Ay, hermano —tragó saliva fuertemente—. La vista es natural —se excusó encogiéndose de hombros.

—Y también mis ganas de golpearte también son naturales —sonreí falsamente—. Ya te he dicho que no me gusta que hagas estas porquerías. Estás viendo sin su consentimiento a un grupo de mujeres. Esto es asqueroso, Stone —regañé jalándolo del cuello de la playera alejándolo de ahí. Si nos ve alguien de los docentes nos mataran.

Mi Estúpido ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora