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Abrió un ojo levemente, contemplando con cautela lo que se encontraba a su alrededor, o más bien a quien. Una reconocida figura se alzaba por la luz blanca de la habitación, tapando el contacto directo de su mirada con la cegadora bombilla.

¿Era el cantante quién se encontraba allí a su lado? ¿Aquel que había gritado y pegado a aquel tipo despreciable que la estaba acosando en plena oscuridad de la noche? No se lo creía, además de haberla salvado, en parte, ¿estaba allí, con ella? Increíble. Quién le iba a decir que cuando se despertó aquella mañana su día iba a ser oscuro, diferente, y que su vida daría un vuelco por completo...

«¿Eres...Dan Smith?» -murmuró la chica en un susurro apenas audible. Había pasado frío, y su garganta ahora estaba sufriendo las consecuencias; al hablar tan bajo, el cantante se acercó con levedad, en un intento de que su presencia no le molestara.

«Eh... Sí... Tú eres Kalae, ¿ver...dad?»
-un inseguro Daniel se dejó ver, como siempre le pasaba en situaciones de un calibre como éstas. No podía dejar de mirarla, pudiendo reconocer la pequeña y delgada silueta de la joven bajo aquel lío de mantas y sábanas; sabía que la chica se encontraría en una especie de estado de shock, por lo que preguntarle sobre lo que acababa de pasar no era lo más adecuado...-

«¿Cómo te encuentras?»

La chica dirigió su mirada lobuna, que tanto le recordaba a la de su famosa sudadera, hacia él, sopesando la idea de si responder o no. ¿De él podía fiarse, no?

Incorporándose sobre uno de sus brazos, soltó una especie de quejido.

«Ya...mejor, la verdad. Mucho mejor...»
-pese que no había pasado mucho tiempo, su metabolismo hacía que las heridas y los hematomas no duraran mucho. El dolor cada vez iba a menos y el pie estaba ya bien curado, pese a la profundidad de la herida... Mirándole a los ojos pudo fijarse en el color azul profundo de los masculinos, no era un azul común. Embellecían su rostro, rostro el cual estaba sonrojado. ¿Por vergüenza, por timidez? Quién sabía...

«Me alegro, Kalae, de verdad»
-sentándose al lado de la cama el chico agarró una sábana con suavidad, como para tener un punto en el que concentrarse. Pero se concentrarían sus manos, ya que no podía retirar la mirada azul de la tranquila mirada de la morena-

«¿Dónde está Tessie...?» -murmuró llevándose una mano a los ojos, estaba cansada."Oh, vamos", se dijo Dan. Acababa de taparse aquellos ojos en los cuales él estaba perdido...

«Pues, eh, está... Se ha llevado a Kyle, me temo... Por ahí» -soltó una risita, ya que sabía que la pelirroja le había llamado la atención a su amigo; a cualquier hombre lo haría. Kyle era todo un don Juan.

«Oh, ¿Tessie...con Kyle?» -preguntó como dudosa, y cuando el cantante insistió con la cabeza (gesto que hizo que su tupé se moviera de forma graciosa y adorable) la chica se unió a su pequeña carcajada- «Eso es... ¡Eso es genial! ¿Me crees si te digo que la pelirroja está loquita por tu amigo? Como fan a ídolo, claro...»

«¡No puede ser!» -murmuró Dan desmesuradamente, riendo- «Vaya... Una stormer volcada en su fandom, pues...» -no estaba seguro si estaba hablando en los términos correctos, por eso esperó, alzando una ceja, a que la chica confirmara sus palabras. La pálida piel de ésta tomó color poco a poco, ya ni tenía frío y aparte la risa hizo que su rubor aumentara más. Para Dan, aquella belleza natural y poco común le estaban hipnotizando... Literalmente.

«¿Dan? Eo...»

Unos minutos pasaron, segundos hasta que Dan reaccionó. ¿Por qué le estaba pasando aquello? Él no era enamoradizo, no era un rompecorazones, pero de vez en cuando estaba con alguna que otra chica... Aunque eran totalmente diferentes a Kalae, eran todo lo contrario. Aquella era diferente.

«Sí, sí... Perdona» -sonrió, dejando ver el "famoso" diente, levemente. Este gesto característico volvía locas a miles de fans, como él mismo un día pudo comprobar por internet. Tanto su dentadura como su sonrisa...- «Estaba pensando en que...»

«¿Sí...?» -susurró Kalae para sí, notando la cercanía del cuerpo del chico y del suyo, ambos separados por las sábanas-.

«¿Por qué no comes algo...? Ya que estás mejor, digo... Voy a la cocina» -y por un momento fue como si su cuerpo, su cerebro, lo traicionara, ya que su mano fue a parar hasta el pelo oscuro de la chica, apartándolo del pequeño rostro. La respiración de ambos se entrecortó, sin saber cómo responder. Aquel contacto, un toque casi roce hizo que el mundo se parara para ambos, y ella no supo qué decir al instante.

«Yo...» -silencio- «Va-vale, Dan... Gracias»

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«Lamento el incidente, de verdad que lo hago...» -repitió la joven pelirroja, muerta de vergüenza. La que había liado en apenas un par de minutos, ¿o habían sido más? Se cubrió el rostro con las manos, suspirando bajo éstas.

La cerveza, en lugar de estar en la mesa, o en la garganta del músico, estaba sobre toda su ropa, en mayor parte en la camiseta. Toda, casi toda manchada. Tessie, casi siempre atenta, aquella vez había fallado. Sus reflejos "sobrenaturales" habían desaparecido en ese instante. Demasiado tranquilo se encontraba Kyle, el cual, con eficacia y rapidez, se deshizo de su colorida camiseta en apenas unos segundos.

Abriendo mucho los ojos, Tessa se quedó paralizada. No era la primera vez que veía a un chico delante suya con el torso desnudo, estaba claro, pero quien estaba delante suya no era nada más y nada menos que su ídolo, aquel chico tan masculino que tenía algo que...la volvía loca.

Con una exagerada comodidad, Kyle sonrió, encogiéndose de hombros. La joven pelirroja, que se encontraba a unos cien centímetros de él, agarró con fuerza el borde de la mesa, mordiéndose el labio.

«No te preocupes, pelirroja... Me las apañaré como pu...»

Unos pasos secos y rápidos inundaron la tensa y nerviosa (por parte de la chica) conversación. Era Dan, parado en la puerta. ¿Asustado? No. ¿Sorprendido? ¡Por supuesto! ¡Allí estaba nada más y nada menos que su mejor amigo medio desnudo y a la chica que acababa de conocer a menos de un metro!

«Dan, colega, eres todo un inoportuno...»
-bromeó Kyle riendo, acercándose a Daniel; no antes de depositar un leve toque en el costado de la joven. El cantante, muerto de la vergüenza, se sonrojó como nunca antes lo había hecho, o al menos eso pensaba-. «¿Verdad, Tess?»


«La obsesión toma el control»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora