-23:12 h.-

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«Cepilloooooo, nos van a matar, ¿qué ocurre? ¿Lo encuentras?» —asomó sus ojos marrón chocolate por la puerta del baño el mejor amigo del vocalista del grupo. Nervioso, repiqueteaba con la punta del pie el ritmo de una de sus propias canciones, su favorita, 'The Silence'.

«No puedo, no, no, no, no.» —la piel pálida del cantante se logró ver desde la puerta—. «¡No lo encuentro!»

«Nos la van a liar, llegamos tarde a la cena con aquel productor y ahora lo haremos más...» –El amante de los gatos, que así lo conocían en su mayoría, se mordió el labio, no queriendo poner nervioso a su mejor amigo, pero cabía destacar que su cansancio iba en aumento, y que quería dormir, su deseo en ese momento era dormir.

Unos murmullos se colaron por el largo y oscuro pasillo que se encontraba por detrás del escenario. Ambos levantaron la cabeza pero el mayor ignoró aquellos ruidos. Estaba claro que eran voces. Las cuales se acercaban, podía sentirlo. Voces femeninas.

Unos reflejos anaranjados llamaron la atención del menor de ambos, que fijó la mirada en el punto rojizo buscando respuestas.

Una alta figura apareció entre la luz, seguida de una más bajita. Una más seguía a las anteriores.

Y el chico de la barba se retiró de la puerta del camerino, «¿y si eran ladrones?» Pensó tontamente para sí mismo, pero dándose un leve golpe en la cabeza se dijo que era una tontería. Además eran figuras delgadas y... Femeninas. No cabía duda de que las voces que anteriormente había escuchado eran de esas chicas.

«Vamos, vamos...» –dijo una, casi susurrando. Su buen oído de músico le permitió oír aquello. La voz era dulce, suave. Cálida. Cuando aquellas chicas salieron a la luz del mismo pasillo de donde él se encontraba esperando a su amigo, Kyle se quedó paralizado.

Eran ellas.

Imposible.

No podía ocurrir aquello. No tan fácilmente.

«No me quiero ir de aquí, ¡esta ha sido la mejor noche de mi vida!» –exclamó otra. Aquella chica de estatura media tenía la cabellera rubia como el oro, tanto que si la mirabas te deslumbrabas con la claridad de su pelo. A su lado... A su lado se encontraba la sonrisa más perfecta que el joven había visto en años. La alta figura pelirroja se giró riendo ante las palabras de su amiga, asintiendo. La figura más bajita, morena y de pálida piel sonreía, pero el nerviosismo se le notaba en la mirada... Una intensa mirada lobuna, la cual le recordó a aquella sudadera tan usada por su mejor amigo en los conciertos.

«Eh... Calla, Beth, que nos van a pillar...» —dijo sonriendo la pelirroja. Sus cabellos eran naranja, como el fuego. Ardientes— «Dadle gracias al ángel de que hemos encontrado esta salida...»

¿Por qué habían decidido salir por allí? Era algo que el amante de los gatos se preguntó mientras esperaba a su compañero el vocalista. Pronto lo sabría.

«La obsesión toma el control»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora