♯O4↳ ¿Duele más mi corazón o mi nariz?

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Hakuji estaba hipnotizado por aquella voz estridente; las rebeldes hebras doradas-rojizas que se ondeaban con cada movimiento y aquellos orbes dorados que complementaban a la perfección aquel lindo rostro.

Habían otros pequeños detalles como su sonrisa; sus particulares cejas que de algún modo la hacían lucir más especial; su cuerpo trabajado (que trataba de no mirar demasiado, pues lo consideraba una falta de respeto debido a que su mirada a veces se perdía en partes que no debía).

─Es tan bonita... y tan inalcanzable ─Se lamentó en sus pensamientos.

No podía engañarse a sí mismo; tenía oportunidades casi nulas con ella, empezando por el hecho de que casi le roba el teléfono a su amigo (¿novio?).

Nunca conseguiría que lo mirara de buena manera.

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─¡Ah, Inosuke! ─El pelirrojo corrió a su encuentro─ ¡que bueno verte! me preocupé porque no llegabas.

─¡Ni quería llegar, Monjiro! ─Se quejó, cruzando los brazos y viéndose muy molesto todavía─ ¡Donman me trajo en contra de mi voluntad! ¡debería renunciarlo por eso!

─¡¿Eh?! ¡¿denunciarlo?! ─Se espantó─ ¡I-Inosuke! no me parece que sea para tanto, solo te trajo al colegio y ya... sé que ustedes no se llevan bien pero... de algún modo tu mamá se lo permitió así que en todo caso deberías hablarlo con ella.

─¡Ella cree que solo es un berrinche mío!

─¿Y no lo es? ─preguntó en su mente, apenas y se abstuvo de hacerlo en voz alta.

─¡Buen día! ¡Kamado! ¡Hashibira! ─saludó la docente de historia al pasar a su lado.

─¡Ah! ¡buen día, profesora Rengoku! ─saludó de vuelta el de los pendientes.

Inosuke estaba muy ocupado quejándose, así que no respondió.

─Oh, Hashibira, ¿sucede algo? ─cuestionó al lograr escuchar parte de sus murmullos.

─Nada, profesora ─Trató de esquivar. Rengoku lo notó así que no indagó más.

─Está bien, si me necesitan ya saben donde encontrarme, ¡nos vemos después! ─Se despidió y retomó su camino hacia la sala de profesores.

─¿Sigue ahí? ─preguntó el de ojos verdes una vez que la docente se marchó.

Sabiendo a quién se refería, Kamado echó un vistazo hacia el exterior de la institución.

─Sí, está viendo hacia acá. Probablemente esté esperando que entres a clases.

─¡Demonios! ─Hizo otro berrinche─ ¡No lo soporto! ¿por qué no se va de una vez?

─Calma ─Puso una mano en su hombro y palmeó suavemente─ Vamos adentro para que se vaya, ¿sí? Las clases comenzarán pronto, ya no tendrás que verlo por el resto del día. No pienses más en él.

Para su alivio, él obedeció.

─Hm, Inosuke... ¿quién era el hombre de cabello rosa que iba con ustedes?

─Un amigo de Dona... Anasa, creo, ¿por qué?

─Oh, por nada, solo tenía curiosidad. Nunca antes lo había visto.

─Hm, yo tampoco.

El de ojos rojos lo miró desconcertado.

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⏰ Última actualización: Mar 28 ⏰

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