Las pequeñas conversaciones con Nita se vuelven cada vez un poco más largas, el coqueteo 100% hecho a un lado y, en cambio, termina diciendo un hecho al hazar el cual Nita toma y transforma en una platica ociosa.
La parte posterior de su cerebro le señala que esto es lo mas cercano a amigos que estarán alguna vez, y Sandy ha notado que, muy en el fondo de todo ese sarcasmo, ironía y malos modales, Nita es, en cierta forma y a falta de otra mejor palabra... agradable, aunque esto solo sucede cuando ella quiere (lo cual, en realidad no sucede a menudo). Y aunque ahora ella le dirija miradas y palabras que no se sienten como mordidas, Sandy se ha dado cuenta que un recreo no es suficiente (ᵃ ᵐᵉⁿᵒˢ ᵠᵘᵉ ᵠᵘⁱᵉʳᵃ ᵗᵃʳᵈᵃʳˢᵉ ᵐᵃ́ˢ ᵈᵉ ᵘⁿ ᵃⁿ̃ᵒ).
Así que hoy, (ᵖᵒʳ ᵠᵘⁱᶻᵃ́ˢ ᵗᵉʳᶜᵉʳᵃ ᵛᵉᶻ), 𝗇𝗈 𝖾𝗌 𝗅𝗎𝗇𝖾𝗌.
𝖧𝗈𝗒, ES MARTES.
Caminando en círculos al rededor de la escuela (sin ningún lugar en mente, sólo por qué, ¿por qué no?), hombro con hombro, Nita no habla, más concentrada en devorar lo que es un paquete de pasas, y aunque en el fondo de su mente algo pica por gritarle que mastique bien, decide qué es mejor dejarlo pasar.
La nieve debajo sus pies parece derretirse con cada nueva pisada, y Sandy se encuentra preguntándose de manera constante, ¿cuantos pasos serán necesarios para derretirla por completo?
(al final, acepta, él no lo sabe)
Y es en uno de esos tantos pasos que llevan, donde Sandy ve algo que logra captar su completa atención.
La figura femenina se encuentra a unos metros de él; es alta, esbelta, con curvas de infierno y cabello ondulado morado. Desvanandose los cesos en busca de sí la ha visto alguna vez, al final llega al acuerdo con su cerebro de que, de haber sido así, nunca olvidaría una chica como la que se presenta.
