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La oportunidad llega antes de lo previsto.

Detrás del refugio de un árbol se puede encontrar a un chico de cabellos morados sujetando contra el tronco a una joven sin gorro.

Sandy tiene sus labios firmemente presionados sobre los de la otra, en un beso de todas las cosas.

Sí, leíste bien, un beso.

Nita se retuerce levemente bajo el toque de las manos que viajan por su cuerpo. Ella mantiene los ojos firmemente cerrados, manos apretandolo casi dolorosamente por sus hombros, pero aparte de eso no hace ninguna otra acción para detenerlo, así que supone que está bien seguir con esto.

El cuerpo es masilla bajo su tacto, y la sensación deja a Sandy un poco mareado. Nita no posee curvas atrevidas, no tiene piernas que se extiendan por metros cuadrados y que se enrollan provocatimente en su cadera, sus rasgos no son de ninguna forma delicados donde deberían serlo según las leyes del deseo. Pero es suave en los lugares correctos, es del tamaño perfecto para que con la mínima inclinación queden parejos.

Sus labios chocan, y no es desordenado como (̶̶s̶̶e̶ ̶n̶̶i̶̶e̶̶g̶̶a̶ ̶a̶ ̶d̶̶e̶̶c̶̶i̶̶r̶ ̶q̶̶u̶̶e̶ ̶v̶̶a̶̶r̶̶i̶̶a̶̶s̶ ̶v̶̶e̶̶c̶̶e̶̶s̶ ̶) pensó. Es lento, pero en definitiva no se está tomando el tiempo.

A Sandy no le gusta lo que revolotea en su pecho.

Reposiciona su boca y muerde de forma leve el labio inferior de la otra, intentando no ser demasiado brusco y dejar alguna marca visible. Al final él falla y encuentra que esto es incorregible.

Nita aún así no se aparta e intenta corresponder y Sandy no puede evitar resoplar ante sus torpes esfuerzos, divertido al sentir como Nita tiembla entre sus brazos como si fuera gelatina.

Ella sería una con sabor a miel.

Se pregunta que más de ella podría saber a miel. 

Unos días antes, aparecieron tarjetas elegantes colocadas en todos los pupitres del salón

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Unos días antes, aparecieron tarjetas elegantes colocadas en todos los pupitres del salón. Al parecer el cumpleaños de Lou se acercaba y en un acto de generosidad decidió invitar a todo el grupo, y quizás la mayoría sólo acepto asistir con tal de pisar por primera vez el extravagante hotel.

Sandy no los culpaba, sus razones eran peores.

La invitación entre tantas (en serio, demasiadas, que iban hacer, ¿una visita de prisión?) reglas, la que más destacaba era el hecho de que se debía asistir de gala: traje y corbata. Reglas de gente rica supone.

Pero aún y con su inminente odio a cualquier cosa ajustada, Sandy decidió asistir a la fiesta porque:

1) Los buffets de los ricos son otro nivel.

 - ̗̀𝙀𝙎𝙋𝙀𝘾𝙄𝘼𝙇 //𝒮𝒶𝓃𝒹𝒾𝓉𝒶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora