XIII

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Sandy no tiene buenas ideas. Eso es un hecho universal.

Por lo tanto no le sorprende que haber traído a Nita a su casa después de que se hubieran gritado haya demostrado que esto concluyera en una de esas no buenas ideas.

Nita sale del baño, con un pantalón y camiseta que Sandy le había prestado, ella mantiene una toalla sobre sus hombros donde escurre su cabello mojado, y desgraciadamente para Sandy, quien había estado rezando para que eso no ocurriera, se sienta en el asiento junto a su lado.

Su estómago está volviendo a hacer eso de los saltos mortales múltiples hacia atrás por la razón de que no sabe si se supone que debería empezar a hablar o no.

El silencio es tenso, pesado, una pared de concreto de cinco metros de alto y diez de ancho.

Los truenos suenan afuera con fuerza.

Nita, por primera vez, decide mostrar la bondad dentro de su corazón y rompe el asfixiante silencio.

—entonces, me había estado preguntado hace tiempo... ¿Tus papás descubrieron lo de la fiesta? Tu casa todavia era un basurero cuando me fui.

Bueno, quizás no tan bondadoso.

Sandy traga hondo, su estómago haciendo relevo a su corazón de esa cosa de los saltos complejos.

—yo... Vivo solo.

Nita lo mira con sorpresa, para después levantar una ceja de forma escéptica.

—¿Qué? ¿Desde cuando?

No puede evitar hundirse más en el sofá. En serio, ¿por qué él?

—desde mucho...

Se quedan en silencio después de eso, ahora con una incomodidad flotando en vez de tensión mortal. El estómago de Sandy finalmente ha dejado de hacer la cosa de saltos mortales, pero ahora se sienta extrañamente vacío.

Nita carraspea, como si intentará recuperar la compostura, y tararea en una extraña forma de indiferencia y comprensión.

—bueno, eso explica porque eres un estúpido.

Sus palabras no suenan del todo mordaces, el fuego detras amenguado por la lluvia. Sandy siente que debería enojarse y contestarle con algo igualmente insultante.

Al final termina asintiendo.

—sí, lo más probable.

Nita resopla, algo entre divertida y molesta.

—también explica porque le tiras rosas de regalo en la cara a la gente.

Sandy negara a cualquier ser existente que esas palabras lo hacen acorrucarse un poco más sobre si mismo, y no puede evitar del todo cubrir sus ojos con sus manos en una señal honesta de vergüenza; él sabe que no fue su mejor curso de acción, ¿por qué mencionarlo en este momento de todas las cosas?

—agh olvidalo, fue un accidente. —el resoplo de Nita, que bien podría ser un estornudo o una risa, no lo ayuda a poner un dedo en el sentimiento.

—¿qué acaso esa es tu excusa para todo? —ella dice en un tarareo, como si supiera un hecho secreto. Si Sandy no la conociera mejor podría decir que su voz se colorea con....

¿Decepción?

—¿qué?

—quizás me dolió un poco.

—oh... ¿Perdón?

Ella sólo asiente, y después de exactamente un segundo Sandy siente a Nita chocar su hombro levemente contra el suyo en apenas un roze. Una distracción.

 - ̗̀𝙀𝙎𝙋𝙀𝘾𝙄𝘼𝙇 //𝒮𝒶𝓃𝒹𝒾𝓉𝒶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora