XI

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Hay personas en el mundo que son perfectas.

Una simple mirada a ellos, y te atraen. Tienen belleza, habilidades, talento,

hermosas sonrisas y ojos llamativos.

No puedes comprender cómo existen, cómo pueden vivir sin tener defectos. Estás tan lejos de ellos que estás convencido de que no tienen problemas en su vida, pues su existencia está simplemente más allá de la tuya.

Roger se sentía así con Brian.

La inferioridad era una cosa. Roger era simple: usaba el mismo abrigo los siete días de la semana, ganaba apenas el salario minimo en su trabajo. Su cabello estaba cepillado de manera simple, su actitud era simple, todo sobre él era...
ordinario.

Roger pasó veintitrés años de su vida sintiéndose ordinario.

Brian no era ordinario en lo absoluto.Él era grandioso. Rebosante de lujo, riqueza, exudaba una elegancia que te hacia querer convertirte en él, pero al mismo tiempo estar con alguien como él.

Sus hombros eran anchos, su cabeza alta, alto en su estatura y confiado en su comportamiento. Sus palabras eran elegantes, suaves, salían de su boca sin pensar, sin dudar. Era como si no fuera humano en absoluto, tan lejos y por encima de cualquier otra persona, tan perfecto.

Asustaba a Roger. Pero ahora, mirando a través de las puertas de madera y viendo al hombre de cabello rizado acostado de espaldas, con los ojos cerrados, luciendo débil y más pequeño de lo que Roger lo había visto alguna vez, su percepción cambió.

Chrissie estaba dentro de la habitación con algunos médicos, discutiendo algo en voz baja. Parecía asustada, con los ojos un poco abiertos. Roger esperaba que
Brian estuviera bien.

Dominique se había ido hace media hora porque tenía que trabajar temprano al día siguiente y tenía que irse a dormir, pero Roger decidió quedarse, olvidarse de la necesidad de dormir de su cuerpo, pues ahora mismo, Brian era mas importante.

-Gracias.-Chrissie dijo suavemente, alcanzó la puerta y salió. Vio a Roger, luciendo un poco agitado. -¿Por qué sigues aquí?-

-Solo quiero saber si está bien, es todo- Roger dijo suavemente y vio a Chrissie sacar un cigarrillo, encenderlo con la otra mano y luego dejar salir el humo de sus labios descoloridos.

-No lo sé.- Murmuró Chrissie, menos tensa de lo habitual, pareciendo nerviosa... Roger nunca la había visto nerviosa antes. Chrissie también parecía ser perfecta en cierto sentido. -No fue un ataque al corazón, gracias a Dios-.

-¿Qué fue?- le preguntó, y Chrissie suspiró.

-Un ataque de pánico. ¿Te imaginas? Es tan estúpido-se quejó, dándole otra calada al cigarro. -Tenía miedo de que se hubiera lastimado o algo peor, pero solo son sus estúpidos nervios siendo erráticos- Chrissie dijo, y Roger la vio alejarse.

-¿Ataque de pánico? ¿Pero, porqué? Brian parece tan...- Chrissie se rió entre dientes, pasándose una mano por su cabello castaño.

-Si se despierta, llámame-.

Roger la vio alejarse y luego se sentó en uno de los asientos de afuera. Una enfermera pasó junto a él y suspiró. -Realmente deberías irte a casa, cariño. ¡Éste no es lugar para que un joven como tú pase la noche!-

-M-mi amigo está ahí. Solo necesito asegurarme de que esté bien- Roger dijo suavemente. La mujer sonrío.

-No te preocupes, cariño, se lo diré cuando esté despierto. Deberías irte a casa y descansar un poco-.

SOMEBODY TO LOVE [Maylor] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora