04

104 19 26
                                    

—Pasas mucho tiempo aquí, ¿no, mocoso? —cuestionó el hombre sin dirigirle la mirada. Tras agacharse y dejar un hermoso y fresco girasol sobre la tumba que visitaba por tercera vez consecutiva, añadió—: ¿No tienes nada mejor que hacer en el verano?

Eren soltó una risita ligeramente nerviosa, aunque en su interior aquel comentario le había dolido. Qué más quisiera él hacer otra cosa.

—Podría decir lo mismo de usted —le contestó en cambio—. ¿No trabaja o está de vacaciones?

No obstante, en cuanto aquella pregunta salió de su boca, Eren pudo apreciar cómo los afilados y bonitos ojos color tormenta del otro, lo único que dejaba ver la mascarilla, se apagaban. Al parecer, había tocado alguna fibra sensible.

Buscando con desesperación aliviar el ambiente, volvió a hablar:

—Vale, no hace falta que me conteste —dijo mirándolo—. ¿Cómo se llama?

Aparentando una recomposición inmediata, el hombre se puso de pie y volteó a verlo de brazos cruzados. Nuevamente, una expresión de imperturbabilidad ocupaba su rostro.

—Levi. Me llamo Levi —respondió este pasada una breve fracción de segundos—. ¿Y tú?

Eren lo observó con atención. Ese día llevaba puesto una pulcra camisa blanca metida por dentro de los pantalones, los cuales eran negros e igual de pulcros, y se había cortado el pelo; la lacia melena azabache se hallaba prolijamente partida por la mitad, rozándole las orejas y la nuca rapada. Los relucientes zapatos también eran negros. Lucía un aspecto completamente diferente a las otras dos veces; uno más limpio y serio.

Oh, por Dios. ¿Qué pensaría entonces ese tipo de su aspecto? No es como si él pudiese cambiarse de ropa o ducharse, y tampoco llevaba mascarilla.

—Yo me llamo E... —Antes de terminar la frase, Eren enmudeció de repente y se quedó helado, ganándose una mirada llena de interrogantes por parte de Levi.

No podía decirle su nombre. De seguro lo había leído en la lápida, santa mierda.

—¿E...?

Bueno, no le quedaba más remedio que mentir.

—Erick —completó entonces, sin meditarlo demasiado, al tiempo que esbozaba una corta pero amistosa sonrisa—. Me llamo Erick.

Las mejillas de Levi se movieron apenas, por lo que él entendió que, tras la molesta mascarilla, este también había sonreído.

.

.

.

Connecting with Death ░ RiRenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora