Capítulo 28

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La nieve había azotado completamente la ciudad de Seúl. Aquella tormenta de la noche anterior dejó todo cubierto de blanco, provocando que el edificio de paredes rojizas se divisara con más facilidad.

Jennie caminaba pegada a Jisoo. Era la única manera que estaba encontrando para mantenerse en pie.

La beta, había coordinado una junta previa a la hora de su juicio final con Seulgi. Desde lejos, podían distinguir perfectamente las camionetas que utilizaban en la familia Park.

Yeri corrió hacia ellas, y lo primero que hizo, fue rodear a Lisa en un abrazo fuerte, sacándole una risa que sonaba contagiosa, pero no se sentía con el ánimo como para sonreír.

—¡No sabes todos los chismes que te has perdido en estos dos meses!

—Tienes que ponerme al corriente de todo. Como amiga es tu obligación.

Estuvieron varios minutos hablando de temas sin mucha importancia, hasta que Jisoo las obligó a ingresar debido a la violencia con la que temblaba Jennie.

La omega tenía dudas sobre la existencia de ese edificio. Lo recorrían como si fuera suyo, y no le sorprendería si recibía esa noticia.

El lugar no constaba con muchos pisos. En realidad, era bastante pequeño. Jennie sentía que había ingresado a la base de la familia Park, y en teoría, estaba en lo cierto.

Aquel lugar era utilizado para el almacenamiento de municiones, o la planeación de algún golpe importante que tuvieran que dar.

Ocultó su sorpresa al ingresar al último piso de ese lugar. La cantidad de alfas que se encontraban allí era ridícula. Completamente ridícula. Muchos rostros conocidos, y otros no tanto. Los aromas comenzaba a molestar a Jennie con mucha facilidad. Era el peor lugar en el que podía estar.

—Todos apestan.

—¿Todos?

—Sí. Creo que voy a vomitar.

Jisoo la acercó a su cuerpo, hasta que se detuvieron frente a una puerta blanca. La beta, observó por unos segundos a una pálida y temblorosa Jennie, y suspiró con pesadez.

Al abrir la puerta, se encontró con una camisa blanca. Parecía inofensiva, pero el aroma a alfa estaba presente en esa habitación.

Como si su mente funcionara únicamente cuando Roseanne estaba cerca, se abalanzó hacia la prenda, y la tomó contra su pecho. Olía a perfume y a Roseanne. Olía a su alfa.

Es de ella. Huele a ella.

Aquel abrumador aroma, pareció traer de vuelta a la vida a Jennie. Esa había sido la otra petición por parte de Jisoo a Jihyo. Una camisa marcada por el aroma de Roseanne. Si no podía verla, al menos podía olerla, y aunque fuera cruel, podía ver el brillo en los ojos de la omega. Le agradecía en parte a Roseanne, por haber marcado la camisa especialmente para su omega.

Se mantuvo con los ojos cerrados, disfrutando de la mejor fragancia que encontraría su vida. Se sentía segura, tranquila, y por momentos, sentía a Roseanne en ese lugar. Aunque no estuviera físicamente allí, estaba cerca.

Mi alfa.

—Es tuya. Por si la necesitas para sobrellevarlo —comentó Yeri, sacando a Jennie de su burbuja— Cuando necesites algo más como eso, me llamas. Puedo traerte otras cosas. Una sudadera, tal vez. Podrías usarla. He leído que sirve para compensar un poco de la distancia.

Le sonrió con agradecimiento. No podía recibir mejor sorpresa, que una prenda marcada con el aroma de Roseanne.

Comenzó a desprenderse de las chaquetas que tenía encima, para colocarse la camisa sobre su pálida piel. Había olvidado completamente el frío. Sólo tenía cabeza para pensar en su alfa.

𝑰𝒏𝒇𝒊𝒍𝒕𝒓𝒂𝒅𝒂 - 𝑪𝒉𝒂𝒆𝒏𝒏𝒊𝒆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora