Epílogo

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Jennie sonrió automáticamente al abrir los ojos.

Frente a ella, tenía el causante de sus ojeras, pero también, una de sus mayores fuentes de felicidad.

Nunca pensó que ser madre iba a ser una tarea fácil. Con Christopher, las cosas salieron mucho mejor, pero con Yohan, todo era muchísimo más complicado.

Yohan era el segundo hijo de Roseanne y Jennie, y sólo tenía seis meses de vida. Un tiempo de vida muy apto para no dejar dormir por las noches. Recordó que Roseanne se hizo cargo de Yohan, y prácticamente no durmió nada. A pesar de eso, se fue con una sonrisa en su rostro.

Con Christopher, todo había sido más sencillo, aunque fueran madres primerizas, el niño lo había puesto todo más fácil.

Jennie nunca pensó que a sus veinticuatro años estuviera casada, y ya tuviera dos hijos.

Dos hijos con la persona hermosa de ese planeta.

Volvió a sonreír, cuando notó la sonrisa de su propio hijo en sus sueños. Amaba a sus hijos con su vida.

Cuando Christopher nació, toda la familia quedó satisfecha con el pequeño. Desde kilómetros, podía notarse que ese niño, era un alfa, y al comenzar a crecer, se confirmaba. Tenía un instinto protector con Jennie, pero sobre todo con Yohan.

Una de las diferencias que tenían los hermanos Park, era su estatus. Christopher era un alfa completamente, y Yohan, un omega.

Roseanne le había prometido en reiteradas ocasiones que nadie iba a lastimar a Yohan por ser un omega, y si ella debía intervenir constantemente por su pequeño, lo iba a hacer.

Lo única que Jennie deseaba, era que su hijo lograse ser feliz, y que nadie lo pasara a llevar por ser un omega.

Su instinto protector con Yohan había sido muy diferente al de Christopher. Podía dejarlo con Lisa, o Nayeon, incluso Jisoo, pero con Yohan, no. Tenía la necesidad física de estar junto a su hijo constantemente, y el pequeño, también parecía estar igual con ella, y con Roseanne. En especial con Roseanne.

Con sólo escuchar su voz, o ver su rostro, reclamaba por la atención de su madre, que lo tomaba como si fuera el tesoro más preciado de la historia. Lo era para ellas.

Los suaves golpes en la puerta la sacaron de su trance, y con un suave "pase", le dio la orden de ingresar a aquella persona, aunque no era muy difícil de adivinar.

Lisa ingresó a la habitación con agilidad, y después de varias zancadas, llegó hasta el lado que antes había sido ocupado por Roseanne.

—Buenos días.

—Buenos días.

—Te ves cansada. ¿Mucho trabajo con Yohan?

Asintió lentamente, mientras observaba el desayuno que Lisa había llevado a su habitación.

—Yohan no dejó dormir a Roseanne.

—Pero aun así tu esposa se fue a la reunión. ¿Por qué no has ido con ella?

Jennie suspiró con pesadez, recordando la dichosa firma de ese millonario contrato con el mismísimo presidente del país.

Sólo lo había visto una vez, y acabó detestando sus peticiones, y la mala persona que se escondía detrás de la figura de un hombre que se mostraba como bueno. No le agradaba, pero el dinero que recibían por venderle armas al gobierno era demasiado.

Con el tiempo, la omega comenzó a ser mucho más relevante en la familia Park. No sólo por ser la esposa de Roseanne, o la madre de sus hijos, sino, por cerrar negocios, y ser una negociadora demasiado buena. Extremadamente buena.

𝑰𝒏𝒇𝒊𝒍𝒕𝒓𝒂𝒅𝒂 - 𝑪𝒉𝒂𝒆𝒏𝒏𝒊𝒆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora