MALDITO DEMONIO

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Colores... oscuridad... sensibilidad... nuevamente oscuridad... Siento como que me pierdo en un bucle temporal. Y vuelvo a caer sumida en el sopor del sueño. Algo intangible comienza a materializarse en mi mente... no se si en mi cabeza o mi realidad. Y él comienza a tomar forma: Park Jimin: ojos pequeños e inocentemente perdidos, nariz diminuta y perfilada... labios carnosos como los duraznos maduros... y un cuerpo de los mil infiernos. Se acerca hacia mi... ¿de verdad hacia mi? ¿Por qué él? ¿A qué juega mi psiquis: a matarme o a morir? Lleva puesta una chaqueta negra prendida en un solo botón y de camisa su lozana piel; unos pantalones que marcan hasta el más mínimo músculo de su bendita anatomía.
Sin vacilar, me toma entre sus brazos; los ciñe a mi cintura, dirigié do su boca lujuriosa al cuenco de mi cuello levemente ladeado hacia mi hombro izquierdo. Y comienza su trabajo de tierna tortura: mordidas rasposas, lamidas húmedas, la penetración misma del pabellón de mi oído. Mientras, aprieta con frenética lascivia mis brazos, bajando por ellos hasta llegar al límite entre mis caderas y mis muslos, apresando febrilmente cada mínima parte de mi epidermis, ya enrojecida por las caricias salvajes, ya magullada por sus fuertes manos.
- Me encanta dejar marcas en una piel tan tersa - susurra entre jadeos y queijidos.
¿Y yo? Yo solo he quedado reducida a un cúmulo de sensaciones que me paralizan, intentando absorber cada ración de pasión por cada acción que él ejecuta. Y no puedo más, he comenzado a tocar el mismo son de esta música hipnótica, llevando mis manos hasta el sur de su sexo, apretando sin piedad pero con  delicadeza esta protuberancia que amenaza con reclamar el suelo de mi intimidad ya inundada por mis transparentes fluidos. Y a solo un pequeño paso de perpetuar este momento tan carnal, tan sexual es que despierto de un sacudón... este sueño me ha dejado pendida del hilo del abismo de un orgasmo descomunal. ¿El culpable? Solo Park Jimin... maldito demonio.




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