Divorcio, ascensor... y tú.

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Ascensor repleto. Tengo que apretarme más sobre Jungkook. Mi espalda contra su amplio pecho... mis nalgas sobre... mmm... sobre su miembro tan sensible que ya comienza a endurecerse.

Percibo sus movimientos que me suponen incómodos y me aflige su condición. Trato de volverme hacia él, pero su mano libre direcciona mi rostro hacia adelante, mientras se acerca a mi oido y me susurra:

- quédate quieta. Yo haré todo el trabajo.

Asiento obediente, mientras siento como su otra mano se ase fuerte a mi diminuto vestido y me apreta aún más a él.

La mano que había detenido mi rostro la dirige hacia adelante de sus bermudas, provocando un toque suave pero firme a la hora de bajar silenciosamente el cierre.

Su pene fuera de sus pantalones y totalmente erecto se posiciona entre mis glúteos aún vestidos por las bragas de mi bikini y... ¡oh Dios!... comienza a frotarse lento y tortuoso. Siento que su longitud sobrepasa el límite de mi línea cada vez que arremete.

Mi entrepierna está demasiado húmeda y mi pecho visiblemente agitado, entre la excitación y el terror de ser descubiertos.

Se aferra aún más a mi, esta vez tomándome más firme la cintura y hundiendo su cara en mi espalda para así ahogar sus gruñidos y gemidos.

Sin pensarlo, dejo escapar un suspiro de sorpresa cuando aumenta implícitamente el ritmo de la fricción.

Un mujer delante mío se da vuelta y me mira curiosa.

- ¡Querida! ¿Estás bien? - pregunta con duda la señora - ¿Acaso te falta el aire? ¡No puede haber tanta gente en un lugsr tan estrecho! - argumenta escandalizada.

- Todo está bien señora, no se preocupe. Solo tengo ansiedad por llegar y tengo un poco de calor - alego mientras hago el ademán de abanicarme con una de mis manos.

Veo entonces como la mujer se fija en Kook y presiento el peligro de una nueva pregunta entrometida, a lo que me adelanto y le digo:

- A mi novio le duele la cabeza un poco y le molesta la luz intensa de aquí. Pero está todo bajo control - apaciguo a la señora.

Kookie, más allá de la situación, no ha dejado de restregarse en mi trasero. Sube el nivel de fricción y muerde mi espalda entre medio de mis omóplatos. Arqueo un poco esa parte, pues el dolor es intenso y a la vez placentero.

Al momento, noto como tensa su agarre en mi cintura, clavando sus dedos en mi carne, para luego distenderse y aflojar la presión que ejercía.

Advierto algo caliente correr por mi trasero y una de mis piernas. Su semen ha sido liberado para alivio de él... para desgracia mía.

Por suerte, la campanilla que anuncia la llegada del elevador a un nuevo piso nos avisa que es donde debemos quedarnos: el piso donde está mi habitación.

Se abren las puertas y me precipito hacia afuera enfurecida. Jungkook va detrás mío tratando de frenarme.

Quito el seguro de la puerta e ingreso; él va por detrás. Cuando cierra, me vuelvo hacia Kook y lo increpo.

- ¿Qué diablos pensabas cuando hiciste lo que hiciste allá? - le dije enfurecida.

Me miró con lascivia, y tomando mi dedo índice que se alzaba a la altura de su nariz, lo llevo hasta su boca, introduciéndolo y succionándolo de una manera obscena.

Las sienes me martillaban, mi corazón golpeaba furioso y mi vulva palpitaba punzante.

Cuando terminó con su juego, llevó mi dedo a mi boca repitiendo lo que hizo él.

- Hice lo que tuve que hacer por tu culpa, Carmen. Tu trasero atrapó mi miembro y no me pude resistir. Necesito estar dentro de ti, preciosa - decía mientras observaba como degustaba mi propia falange.

En contados segundos, me apresó entre la pared y su cuerpo, experimentando nuevamente la dureza de su erección y la torpeza de sus manos al intentar quitarme la ropa.

Desliza una por debajo de la falda y comienza a desatar los lazos que sostienen la braga de mi bañador. Luego la sube, buscando hacer lo mismo con el corpiño hasta lograrlo.

Me despoja del vestido y quedo completamente desnuda. Se aparta un poco y me acaricia con su mirada.

- ¡Mira nada más qué bien te sienta haberte divorciado, cariño! Eres todo un manjar! - susurra maravillado.

Yo solo atino a sonrojarme, pues jamás escuché palabras tan gratificantes de un hombre, y mucho menos de mi ex esposo.

Comienza a desnudarse. Ahora el deleite es mío: un cuerpo joven, bien trabajado; glúteos firmes y una virilidad totalmente despierta y comestible.

Yo también aprecio aquello que mis ojos miden hasta donde mis manos puedan abarcar... hasta donde mis labios puedan recorrer.

Aprovecha para sacarme de allí y llevarme hacia el balcón. Me inclina hacia adelante, dejando mis pechos a merced de la gravedad del vacío.

Mi mentr comienza a dar vueltas... ¡estamos expuestos al exterior! Cualquiera que esté en la piscina nos puede ver... Aún así, siento la adrenalina de la acción y vuelvo a humedecerme.

- Quiero que sientas el vértigo de lo ilegal - me dice al oído mientras lame mi lóbulo.

La respiración se me vuelve entrecortada y herrática. La brisa del mar me eriza la piel...
Y Jungkook, posicionado tras de mí, me penetra brutalmente.

Trato de sostenerme pues sus embestidas son lentas pero duras.
Mis senos se mueven al ritmo de sus entradas.
Siento que ya no puedo más: un alarido corona mi orgasmo y unos segundos después él se derrama en mi trasero.

Tras un breve descanso, me ayuda a incorporarme mientras besa mi cuello y luego mi boca.

Ingresamos al cuarto para derrumbarnos en la cama.

Kookie se queda dormido al instante mientras me abraza. Yo, simplemente, recostada, dejo escapar un par de lágrimas. Nunca le dije que dentro de unas horas parto y quizás jamás lo vuelva a ver...
Pero... mejor... se robó mi alma y mis ganas de amar y tengo miedo.

Con movimientos casi imperceptibles, trato de levantarme para terminar de alistsrme y dejarlo allí, pero su brazo me detiene y escucho tras de mi decir:

- ¿Te vas? ¿Me abandonas?

- Es lo mejor Kook, no nos hagamos daño - digo sin mirarlo. No quiero que me vea llorar.

Me acuesta y se sorprende al ver mi rostro bañado en llanto. Lo limpia y cubre mis labios con tiernos besos.

- ¿Por qué sería lo mejor? ¿A qué te refieres con hqcernos daño? - pregunta serio.

- Dejemos las cosas así, por favor - cubro mis ojos con mis brazos.

- ¿Acaso mis sentimientos no cuentan? - argulle suavemente.

Descubro mi mirada y lo observo curiosamente.

- No entiendo - asevero confundida.

- Carmen: me enamoré de ti. Se que suena inverosímil, pero es así. Se también que pasaste por una situación muy difícil, desvastadora - decía con mucha sinceridad.
- Sin embargo, soy conciente de todo ello pero quiero intentar algo duradero contigo. Tus heridas te hacen más bella y a la vez tan indefensa, que me enamoré precisamente de ello... y de la perfecta mujer que eres - finalizó.

Me aferré con todo mi ser a ese hombre que me estaba dando la oportunidad de renacer.
Él, simplemente, sonrió dejándose amar y rearmar.

Hola! Hola! Holaaaaaaa! Hola de nuevo!
Gracias lolaarmysuga por confiar en mí.
Espero disfruten este relato!
Los quiero mucho!


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