... Este...No se que, por alguna razón me dio amnesia y olvide que estaba publicando en Wattpad, ya ni siquiera me acuerdo que estaba haciendo ese año, ni que año era. Debi darme bien fuerte en la cabeza. Y encima he hecho un máster en publicidad XDDDD. No tengo perdón de nadie.
A todas esas personas que se quedaron esperando: lo siento mucho, dudo que se acuerden de esta historia, pero is lo hacen. hoy publicare dos capítulo en compensación y además seguiré publicando ahora sí no se me va a olvidar!!!!
Por cierto si en algún momento quieren agarrar a un personaje y caerle a palos tiene todo mi aval XDD.
¡Ahora sí disfruten la lectura!
***
Si quería que Venezuela se repusiera, uno de los pilares a tener en cuenta para una buena salud, era la alimentación. Sin embargo, Teodoro no aprobaba su comida. "Culpa del paciente, obviamente", pensaba Estados Unidos.
¿A quién le puede disgustar su comida? Si era MUY buena. Pero bueno, no podía luchar contra el enfermo, así que, más tarde y secretamente, llamaría a Italia para que le enseñara lo básico de su cocina para complacer a tan caprichoso comensal, sin que este se enterara; pues si Italia llegaba a saber que el país caribeño estaba mal iría a visitarlo, Teodoro sabría quien le contó y E.U.A podría despedirse de cualquier oportunidad para retomar lo que quedaba de amistad con el moreno. No era algo manifestado, sino algo que el norteamericano intuía (a pesar que siempre había sido obtuso para eso).
Alfred se encontraba en frente de la puerta que daba al cuarto del venezolano, con una bandeja llena de comida entre las manos. Tomó aire y suspiró para conferirse ánimos, pues anhelaba borrar sus acciones de ayer. Deseaba comenzar de nuevo, tener otra oportunidad; y tocó la puerta.
—Teodoro, ¿puedo pasar? —acercó la oreja y escuchó un murmullo provenir del interior— Entonces voy a entrar —agarró el picaporte, lo giró, abrió la puerta lentamente, observando lo que allí había: Teodoro, desperezándose. Su cabello, que no se lo cortaba desde hace un tiempo, descansaba sobre sus hombros. Los rayos de sol, que entraban por una rendija entre las cortinas ayudaban a destacar y detallar su cuerpo que, aunque se encontraba deteriorado, no dejaba duda de porque había merecido tantos trofeos de belleza a lo largo del mundo.
Más cuando Venezuela levantó la cabeza, sus ojos expresaron una tristeza tan profunda que Alfred sintió que se le paralizaba el corazón y estuvo a punto de tirar la bandeja para consolarlo.
—Good morning... —saludó con una sonrisa fingida, intentando recuperar la compostura— ¿Dormiste bien? ¿Tienes hambre?
Teodoro contestó con una aseveración silenciosa. Jones prefirió ignorarla, ya que no estaba acostumbrado a esta continua pesadumbre del venezolano, quien siempre había sido optimista y alegre. «Todo tiene arreglo» y «no hay mal que por bien no venga», eran sus lemas— Mira lo que te traigo —mencionó acercándole la comida.
El latinoamericano examinó con rigurosidad el plato: todo parecía estar en orden, comestible, buen olor, color normal, no se movía. A fin de cuentas, era el típico desayuno norteamericano compuesto de huevo frito y jamón... ¿Jamón?
—Le puse Jamón porque no encontré tocineta —respondió con un poco de culpa USA ante la pregunta que se formuló en los ojos del otro.
—No importa.
—Ahora di «ahhhh» —Abrió la boca cómicamente, como si intentara convencer a un niño de comer los alimentos, que con esmero había cocinado su padre; y se alegró cuando el paciente obedeció sin muchas objeciones— Do you like it? —su felicidad aumentó en el momento en el que el moreno afirmó.
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Cosa de dos
FanfictionDe buenos amigos a enemigos declarados. Estados Unidos y Venezuela tienen una de las peores relaciones existentes. Pero, ¿cuántó de esto es cierto? Sobre todo cuando la vida del país caribeño pende de un hilo.