Estoy bien

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¡Hola! Este es mi primer fanfiction de Hetalia y en Wattpad ¡Que nervios!

Solo quiero aclarar que mi personificación de Venezuela se llama Teodoro Palacios.

Ahora si, disfruten de la lectura

Pd: por si no quedaba claro en la explicación este es una historia de amor entre dos hombres. Si no te gusta, no sigas leyendo

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—¡Eres un gringo de mierda! —vociferó rabioso.

—Eh, eh modera tu boquita —contesto E.E.U.U tratando de ser apaciguador pero bastante molesto.

—¡No voy a moderar nada, sobre todo cuando estoy diciendo la verdad! ¡Eres un gringo de mierda y punto! ¿Quién tiene ese afán de arreglarlo todo para enchumbarla más? ¡¿Quién?! ¡Tú, y solo tú! ¡¿O acaso tengo que recordarte todos los desastres que dejaste alrededor del mundo a tu paso?! —bramó el venezolano clavándole su mirada color Caribe.

Alfred Jones hizo acopio de todas sus fuerzas para no abalanzarse sobre él ahí mismo. Tenía que recordar que todo era una actuación del moreno. Nada más. Miró a su alrededor y se percató del asombro que cubría todas las caras presentes. Casi nadie le había hablado al estadounidense con tanta franqueza y rudeza. Las potencias lucían asustadas, los latinos intentaban, sin éxito, reprimir una sonrisa de satisfacción.

Por su parte, Reino Unido cubría su mirada con una mano. Debía ayudarlo, pero es que todo lo que decía Venezuela era tan cierto

Y por otra parte, sentía que... ¿Lo estaba disfrutando? Si, tenía que admitirlo, lo estaba haciendo ¿Era un bastardo? Que la verdad sea dicha, que le pregunten a España. Si, si lo era. Se regocijaba insanamente con la visión de su ex colonia pulverizada por el discurso de ese latino. Decidió, para acallar su risa que quería hacerse evidente tomar un sorbo de té.

Al terminar la reunión, todos los países se levantaron cansados y raudos hacia la puerta.

—¡Hermano ese discurso estuvo fantástico! —lo felicitó Cuba.

—¿Ah sí?... ¡Si si claro! —artículo reaccionando rápido Venezuela.

Cuba se alejó alegando que debía hacer algunos recados y que lo visitaría pronto. Venezuela lo despidió con su brazo y una sonrisa. Sin embargo, una vez fuera de su campo visual, lo bajó lento y cambió su expresión a una de culpa. Giró su rostro hacia la única persona que aún quedaba en la sala.

E.U.A, que se encontraba ordenando sus papeles levantó la mirada al sentirse observado y pudo sentir como la mirada de Teodoro se clavaba en su pupila. Lo siento otra vez, significaba. Él atinó a bajar la cabeza en forma de aceptación.

El país caribeño era un excelente actor. No era la primera vez que mentía, no obstante su nuevo jefe con su vena autoritaria y sus delirantes ideas lo obligaba a mantenerse alerta y encarnar un papel en todo momento que lo alejaba de su socio más cercano.

Estados Unidos y Venezuela habían sido amigos por mucho tiempo, de hecho lo seguían siendo, siempre con sus buenos y malos momentos. Pero nunca como este. Sin querer, se habían distanciado, tenido algunos roce y su amistad se había desgastado.

Sin embargo, el norteamericano aún se preocupaba por él y de un tiempo para acá había vislumbrado un lento mas inexorable deterioro de la salud de su amigo. El anglosajón nunca había sido perspicaz, eso era una destreza que el venezolano poseía, pero era uno de los que mejor lo conocía, lo que constituía una carta a su favor.

Cosa de dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora