Capítulo I

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Departamento de Policía de Civic City

22:04

Me encontraba trabajando en un papeleo cuando escuché un pitido silencioso, proveniente de mi estante más viejo.

Dejando de lado mi trabajo, fruncí el ceño mientras me levantaba lentamente, agarrando las llaves que estaban sobre mi escritorio.

Me acerque, aún con duda y busqué la llave correcta para abrir la pequeña gaveta y notar el pequeño dispositivo parpadeando con su luz roja.

–Tiene que ser una maldita broma.

Suspiré con frustración mientras lo volvía a dejar en la gaveta y cerraba con llave.

Caminé al escritorio agarrando mi teléfono junto con mi bolso para salir de la oficina y caminar fuera del Departamento.

Al salir busqué la camioneta y cuando me subí coloqué el bolso y mi teléfono en el asiento del copiloto para encender el vehículo y manejar en dirección a mi departamento.

"Baticueva"

En el camino, no deje de pensar en esa palabra proveniente del dispositivo.

Suspiré intentando concentrarme en la carretera, cuando de pronto el teléfono sonó y fruncí el ceño al ver un número desconocido. Lo conecté a la pantalla del vehículo y presioné el botón verde.

–Habla Lara.

–No sabe cuánto me alegra volver a escucharla, señorita.

–Alfred– respondí sorprendida pero sonreí –¿Sabes qué está pasando? Porque no creo que después de tantos años se le haya removido la conciencia.

–Me temo que no se me permitió revelarle la situación– respondió y alcé una ceja.

–¿Y desde cuándo eso te ha impedido hablar, mi querido Al?

–Desde que usted se fue.

Tense mis músculos y apreté el volante con fuerza sin saber que responderle. Suspiré, para tratar de calmarme y no estrellar la camioneta.

–Y supongo que te lanzaron de carnada para apelar mi corazón, ¿Correcto?

–Así es, y veo que fue un completo éxito– dijo haciéndome sonreír.

–Siento no poder seguir hablando, prometo mantenerme al día contigo pero ahorita no estoy...

–Su jefe le dió dos días libres, señorita– dijo interrumpiendome.

Frené la camioneta de golpe y voltee a ver la pantalla con enojo.

–¿Qué puede ser tan importante para que se trague su orgullo e interrumpa en mi vida?

–Realmente me gustaría que viniera a verlo por usted misma.

Suspiré profundamente mientras soltaba el volante y miré hacia el frente sin decir nada. Sin darme cuenta Alfred cortó la llamada y fruncí el ceño.

–Ya ni por favor le dicen a uno– susurré entre dientes mientras volvía a conducir, en dirección a Gotham.

Tuve que detenerme a mitad de camino para cambiarme por una ropa más cómoda y volví a manejar.

Al vivir en otra cuidad, tardé mucho en llegar a una de las entradas más cercanas y esperé que el sistema de la Baticueva acomodara la camioneta para salir con mi bolso y mi teléfono.

Mientras iba caminando hacia las supercomputadoras, observé a mi alrededor, notanto que después de tantos años al final sí cambiaron varias cosas en la cueva.

The Wayne FamilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora