Capítulo XII

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Después de ese día nadie volvió a contactarme, ni siquiera el enano.

Había pasado alrededor de una semana y media pero en ese tiempo pude investigar y saber el porqué Bruce estaba tan paranoico con el chico.

Ya saben sobre la Corte de los Búhos

–Cuídate de la Corte de los Búhos, quien vigila todo el tiempo, gobernando Gotham desde las sombras, detrás de cada granito de sal y cal. Ellos te miran en tu hogar, te observan en tu cama, no digas una palabra y no susurres o ellos van a enviar al Talon por tu cabeza– susurré recitando la frase del cuento.

William Cobb, el primer Talon, parte del ejército superletal de asesinos a las órdenes de La Corte de los Búhos. Y actualmente detrás de Robin para su futuro reemplazo.

–¿Por qué todo tiene que ser sobre asesinar o ser parte de algo malvado?– me quejé mientras investigaba en la computadora.

Sin darme cuenta, el teléfono estaba sonando y fruncí el ceño al ver quién era.

–Espero que está llamada no es para apelar a mi corazón, Al.

–Lo siento mucho Eva, sé que esto es difícil para usted pero tengo una preocupación.

–Estoy pensando seriamente en estudiar para ser psicóloga– dije tecleando en la computadora –cuéntamelo todo, mi querido Alfred.

–El maestro Bruce ha estado investigando...

–La Corte de los Búhos, sí lo sé– dije interrumpiendolo –no es tan difícil saber los asquerosos secretos de Gotham.

–Ellos querían reclutar a Bruce Wayne y mientras iba a una cita con la señorita Samantha, fue interceptado por automóviles, lo hicieron tener un accidente dejándolo inconsciente y según el maestro Bruce, cuando se despertó estaba en una especie de tribunal rodeado por la Corte de los Búhos y su Gran Maestro, como lo llaman– explicó Alfred mientras yo investigaba a la mujer que mencionó –lo extraño es que ellos supieron de su proyecto de renovación y lo invitaron a unirseles entregándole una máscara de Búho pero él pidió tiempo para meditarlo.

–Y déjame adivinar, colocó un rastreador en la máscara ¿Verdad?

–Exacto, fue a investigar pero estando en las viejas alcantarillas de la ciudad, entró por un corredor escondido y a los segundos su transmisión se cortó– terminó de explicar con preocupación.

–¿Cómo toleras lavar su ropa? Debe ser horrible quitar ese olor– dije mientras colocaba el teléfono en altavoz y lo dejaba sobre la mesa de la computadora –¿Hace cuánto comenzó todo eso de secuestrar a Bruce y demás cosas?

–Un día después que usted vino a dejar al joven Damian.

–¿Por qué no puedo alejarme de este idiota?– susurré poniendo ambas manos sobre mi cabeza y gruñí con frustración.

–Sé que no es su problema pero, sí el maestro Bruce volvió a contactarla después de varios años es porque aún confía en usted– dijo Alfred, haciéndome suspirar con cansancio.

–Al, él no confía ni en su propia mente– susurré mirando la pantalla de la computadora –¿Samantha Vanaver?

–El maestro Bruce lleva saliendo con ella hace tres meses– dijo y alcé una ceja.

–Enserio que sus gustos son los peores– dije mientras apagaba la computadora y agarraba el teléfono –¿Recuerdas algo sobre el lugar o notaste algo raro?– pregunté caminando al escondite entre las paredes.

–Creo haber escuchado que el maestro Bruce dijo que sentía un débil aroma, mohoso y dulce, luego dijo que había encontrado algo y ahí se perdió toda la conexión– explicó mientras yo dejaba el teléfono sobre la mesita de noche.

The Wayne FamilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora