Capítulo III

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–Así que decidiste buscar venganza, ¿Eh Talia?– susurré observando mi pantalla digital.

Había pasado un día desde mi momento con el demonio y después de que Bruce volviera a pedirme ayuda, decidí investigar un poco.

Había pirateado los sistemas de Deathstroke, encontrándome a la hermosa Talia en acción pero siendo noqueada por Deathstroke.

–Pobre Talia, Ra's estaría tan decepcionado– dijo Deathstroke mirando a la hija del demonio, tirada en el suelo como una estrella de mar.

–Cuanta razón tienes, mi querido Slade– susurré observando el vídeo.

–¡No! La quiero con vida– dijo con seguridad y fruncí el ceño.

–¿No puedes ser más típico, idiota?– dije mientras miraba cómo se la llevaban a una celda de tortura.

Suspiré dejando de lado el sistema de Deathstroke para enfocarme en otro caos que se formaba en Gotham.

Saqué mi teléfono mientras buscaba la ubicación exacta del avión.

–¿Encontraste algo?– preguntó Batman una vez que atendió la llamada.

–Tienes ocho segundo antes que el drone de caza te desintegre– dije observando por las cámaras de vídeo.

El drone "repentinamente" se estrelló, desatando un feroz incendio que consumió todos los experimentos del doctor Langstrom.

–Gracias por acceder.

–Gracias a ti, por la nueva reliquia– dije sonriendo.

–¿Nueva reliquia?

–¿Algo más que necesites, Baty?– pregunté cambiando de tema mientras escuchaba de fondo otra explicación, seguido del sonido del fuego siendo apagado por el agua.

–Necesito que nos veamos en la Baticueva, tengo información que te puede gustar.

Corte la llamada para luego apagar la pantalla digital e irme a cambiar de ropa.

Agarrando mi teléfono y mis llaves, bajé hasta a la salida del edificio y busqué a mi nuevo bebé.

–Hola, hermosa– susurré acercándome y sacándola del escondite.

Era una moto Kawasaki KX 450 F, de color negro con algunas partes de color verde fosforescente junto a su casco, igual de color negro y por obvias razones, modificada a más no poder. Cortesía de la tarjeta de Bruce Wayne.

Me puse el casco y me subí a la moto, encendiendola y acelerandola sin avanzar.

Sonreí escuchando su motor y soltando el freno, maneje en dirección a Gotham lo más rápido que la moto podía.

Tardé alrededor de una hora en llegar a la primera entrada secreta, lo cual, era muy buen tiempo.

Dejé que el sistema acomodara la moto mientras me quitaba el casco y me bajé, dejándolo sobre la moto y acercándome en busca de Bruce pero terminé topandome con algo nuevo.

–Realmente me molesta, después de todos esos sermones sobre usar protección.

–En efecto.

–¡Ahg!

–¿Está bien, maestro Dick?

–Resisto los cortes, pero odio las agujas– dijo sonriendo mientras me acercaba en silencio.

–Quizás necesites más anestésicos– dijo Damian con una sonrisa burlona observando desde arriba.

–¡Quizás necesitas irte al...!

The Wayne FamilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora