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- ¿Quieres que te acompañemos? — me cuestionó Sebastian.

- No....está bien — respondí.

- ¿Quieres que Valdivia baje contigo? — ahora habló Tom.

- Iré sola, tranquilos

- Te estaremos viendo desde aquí. — Chris.

- Es mi madre no creo que me mate...

Baje del auto y ayude a Nina a bajar sus maletas, caminamos a la puerta y ella tocó, de inmediato mi madre ya había respondido.

- Hola mamá — dije.

- Pasa ahora Nina...— ignoró mi presencia.

- Gracias por todo hermana — besó mi mejilla y entro a la casa.

- ¿Te prostituye a o algo así? — volteo a ver la camioneta en la que me transportaba.

- Enserio desearía poder verte sin que me estés reclamandome hasta por respirar...

- ¿Te llevaste a mi hija sin mi consentimiento y la traes una semana después sin siquiera comunicarse, y quieres que esté calmada? — su voz comenzaba a elevarse.

- Vine y te avise que iría conmigo — argumenté.

- ¡Solo llegaste y te la llevaste a pesar de que no le di mi permiso! — exclamó.

- Nos vemos luego mamá — sin ganas de pelear camine al auto.

- ¡TERMINARAS MUERTA AL IGUAL QUE TU PADRE! — detuve mi caminar y pensé en contestarle, pero al final no lo hice, sería caer en su juego.

- ¿Todo bien? — preguntó Chris al ver mi rostro vacío.

- Es mi madre pero a veces es una perra conmigo — inhalé.

- Ya vamos a casa, podrás descansar de todo esto — Tom sobo mi espalda.

Valdivia nos llevo a casa, al abrir las puertas se respiro un aire diferente, un aire hogareño que hizo que todo mi cuerpo se destensara.

- Que bien se siente regresar — camine de inmediato al jardín trasero, mi lugar favorito de la casa.

- ¿Todo bien? — llegó Sebastian tomándome por la cintura, haciendo mi cabello a un lado para dar besos en mi nuca.

- Mejor que nunca — volteé para encontrarme con el.

Con ambas manos acerque su rostro al mío para que me besara.

- Espera... — se separó, temí, pero volvió a acercarse a mi boca curioso y chupo mi labio inferior. - Sabes a caramelo — sonrió.

Baje la cabeza al ver su tierna sonrisa.

- ¿Dónde están? — pregunté por los otros dos.

- Te tenemos una sorpresa....— incito mi duda.

- ¿Sorpresa? — emocionada.

- Algo que siempre quisiste y nunca pudiste tener — dió pistas.

- Es difícil adivinar, hay muchas cosas que no tuve — mire a la nada.

Era noche y la temporada de frío de acercaba, Sebas noto esto y quitó su saco, poniéndomelo en los hombros, y frotó mis manos para darme su calor.

Recargue mi cabeza sobre su hombro y seguimos viendo como el agua caía por las fuentes y los rosales se movían con el aire y escuchando el sonido que hacían las hojas de los árboles y el agua que se encarchaba hasta el fondo de las fuentes.

ThreesomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora