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Chris.

- más tarde por la noche -

- Honeyboo...— me susurró. - ¿Crees que todos ya estén dormidos?

- Creo que si amor, son las 4 am, ¿Porque lo preguntas? — con la voz ronca.

- Es solo que olvide darle el obsequio de navidad a mi prometido pero creo que ya será mañana — me dió la espalda dispuesta a dormir.

- Espera panquesito — me acerque a ella y hable sobre su cuello. - ¿Que clase de obsequió hablamos? Es más, no me importa lo que sea, lo quiero ahora — emocionado.

- ¿Estás seguro? — volteo de nuevo.

Al escuchar esto me puse muy excitado y me metí a con ella debajo de las sabanas, la empecé a ver a los ojos, a respirar más fuerte y ella comenzó a acariciarme la cabeza.

Al escuchar esto me puse muy excitado y me metí a con ella debajo de las sabanas, la empecé a ver a los ojos, a respirar más fuerte y ella comenzó a acariciarme la cabeza

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- Acercate más, no te voy a hacer nada que no quieras — me pidió.

Empezó a hacerme una paja y yo aproveche para quitarle la braga, que estaba enterrada entre sus nalgas, para justificar mi excitación, me levanté y coloqué un playlist con música, con ritmos eróticos, que ponían a mi prometida al máximo.

Me acompaño al lado del reproductor y comenzó a bailar, moviendo su culo en forma circular, de arriba a abajo frente a mi rostro, su excitación crecía cuando sentía mi mirada clavada en su cuerpo, particularmente en su vulva.

- Mira amor....vamos a hacerlo de una vez porque si no, voy a tener que usar mi consolador — bellaca.

La guíe a la cama, y la puse sobre mi, en cuatro encima de mi pecho y comenzó a bailar encima de mi.

Saco mi pene del pantalón, ya que parecía que iba a reventarle la costura. Ella ya estaba demasiado mojada podía verse como el flujo le resbalaba entre los muslos y las nalgas, su centro estaba completamente inundado de flujo tanto que le caía como hilos espesos de miel sobre mi cara.

Comenzó a mirar mi erección con detenimiento y deseo, frente a ella y no pudo aguantar las ganas de comenzar a tragarla, y lamerla, pero comencé a introducirse lentamente la cabeza.

Apretando sus labios comenzó a meterlo y sacarlo. Yo por mi parte tome sus nalgas y baje su centro hacia mi cara, me estaba esmerando así como ella lo hacía con mi pene, abría sus labios y metía mi lengua, la pasaba de arriba a abajo por toda su feminidad, casi ahogándome con todos sus deliciosos y espesos fluidos, comenzó a gemir desaforadamente y yo también sin dejar de darle sexo oral.

Eran como corrientes de escalofríos que recorrían todo mi cuerpo hasta mi cabeza sintiendo al mismo tiempo como corrientazos que me dejaban atontado de placer, mis huesos temblaban de excitación, y a pesar de eso ella ya se había metido mi pene completamente en la boca llegando la punta hasta su garganta.

Comenzó a mamarla, subiendo y bajando llenándola de saliva, estaba como loca, lo hacía rapidísimo.

- ¡No pares cielo, sigue, sigue! — gritaba, ella seguía mientras me restregaba los testículos llenos de saliva de forma circular.

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