CAPÍTULO 19

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En mi habitación intento tranquilizarme pero leo la carta una y otra vez preguntandome si papá sentía lo mismo que yo.
He tenido pensamientos suicidas desde los 13 años, nunca intenté quitarme la vida pero siempre pensaba cosas como:
"Si pasara un carro y me lanzó hacia el, ¿moriría al instante o solo quedaría mal?"
"Si respiro bajo el agua, ¿me ahogaria al instante?"
"Si pusiera un cinturón en mi cuello y lo apretara, ¿moriría al instante o solo me desmayaria?"

Me refiero a ese tipo de preguntas y aunque sean preguntas normales yo era una niña, no tenía por que preguntarme esas cosas si se supone que solo debía jugar con muñecas, ir a la escuela y tener amiguitas.

Desde niña he sido muy extrovertida, quizás por eso era así.
Dicen que la niñez es la mejor etapa de la vida pero para mi no fue así, siempre sufrí de bullying por ser "muy rarita" como sea, ya lo supere y como mamá siempre dice "el tiempo lo cura todo"

Después de un rato cierro los ojos y trato de conciliar el sueño.

Siento como algo rosa mi abdomen, abro los ojos y son ratas.
Tres ratas negras rasgan con sus pisuñas mi abdomen haciéndome gritar y gemir del dolor, sacudo mis manos e intento tirarlas de la cama.
Entro en pánico y comienzo a llorar mientras una de ellas muerde mi mano y las otras se me suben al cuerpo y rasgan mi piel, intento levantarme para prender la luz pues la poca claridad que entra en mi habitación es de la ventana.
Es un poco oscuro para mi pero probablemente muy claro para las ratas, dicen que tienen visión nocturna.

Me levanto y prendo la luz de mi habitación, las ratas corren por mi cama y se esconden abajo de esta.
Comienzo a temblar y apenas puedo pronunciar "mamá " el volumen de mi voz no da para más, corro hacia el baño de mi habitación, cierro la puerta y prendo la luz.
Me quedo completamente fría cuando veo sientos de ratas correteando por las paredes, piso, lava manos, inodoro y ducha de mi baño.
Entre tantos chillidos grito lo más fuerte que puedo.

3:03am
Me despierto sudando frio tras una horrible pesadilla, reviso con la linterna del teléfono mi cama, intento calmarme, me levanto y abro la ventana de mi habitación intentando tomar aire fresco y haciendo unos ejercicios de respiración.
Busco en mi mesa de noche las pastillas que mi psicóloga me recomendo hace unos días, no me terminé el tratamiento pues no se con exactitud que clase de medicina es, incluso aveces me producían nausias.







Los psicólogos no pueden recetar medicamentos pues forman parte del equipo de rehabilitación para satisfacer las necesidades emocionales y psicológicas de un paciente.
Los psiquiatras, si.

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