6. Marketing

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RHYS

Cuatro días después

The Border nos pateó el trasero en los NME Awards y en Coachella. Aún había otras premiaciones, pero faltan meses para que se llevaran a cabo.

Al menos ya hemos terminado la gira y ahora sí podré excluirme en mi holgazanería.

Pasé el día mareando la tele de vez en tanto y quedándome dormido otros tantos. Me levanté cerca de las siete de la noche para ordenar pizza y comer algo. Mi despensa estaba vacía.

Mi celular sonó cuando estaba en la sala, vistiendo solo el pantalón de la piyama y comiendo la pizza ansiosamente.

—¿Bueno? —contesté chupándome los dedos para agarrar bien el celular.

—Lily quiere vernos mañana en la disquera —me avisó directo Corey, sin saludar primero.

Suspiré cansado.

—¿Ya nos quieren meter al puto estudio tan pronto? ¡Carajo! ¡No tenemos n-a-d-a!

—No, es para hablar de nuestras peleas con The Border.

Resoplé arrepentido de haber apoyado la broma. Pero no era raro esto porque esperábamos una represalia; solo que no pensé que fuera tan infantiles para ir a acusarnos con los «papás».

—Está bien. ¿A qué hora?

—A las once.

—Bien, los veo allá.

Colgué y seguí comiendo mi pizza. Yo no había participado directamente en las indirectas verbales, pero, por ser el «líder» del grupo, parte de la responsabilidad iba a caer sobre mí.

Apagué la televisión y fui al baño a lavarme los dientes. Regresaría a mi cita con la cama.

♪♫♪

Entré a las oficinas de la disquera. Regresé el saludo a la recepcionista lo más formal que pude. No la conocía, aunque ella si me reconoció de inmediato. Incluso coqueteó un poco conmigo.

Quizás ya me la había cogido. Si era así, debió ser mediocre en la cama porque no la recordaba.

Subí al tercer piso usando las escaleras. Solo usaba el elevador cuando el edificio en cuestión tenía más de cinco pisos, no porque fuera claustrofóbico, sino porque siempre tenía la mala suerte de que alguien me reconociera e iniciara la ola de firmas y fotos e invitaciones sugerentes.

Además, eran mis cinco minutos de ejercicio.

Llegué a una segunda recepcionista.

—Hola, busco a Lily Madison. ¿Ya está aquí?

—Sí, todos llegaron ya, están en la sala de juntas esperando —le hice gestos de que no recordaba dónde estaba—. Sigue derecho, luego doblas a tu izquierda y ahí está.

—Gracias.

Llegué a la sala y toqué antes de entrar.

Reconocí la voz de Lily que me decía que pasara, pero estuve a punto de salirme cuando pensé que me había equivocado de lugar; The Border estaba ahí. Los miré uno a uno muy confundido hasta que me topé con Lily.

—Pasa y siéntate —me dijo.

The Border también era artista de esta disquera. Por eso la rivalidad entre ambos grupos fue fácil de planear. No había competencia desleal ni demandas por ensuciar la imagen de otra disquera. Todo se quedaba en casa.

RhysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora