21. Secuestrado

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RHYS

Dentro de mi sueño, sentí una suave caricia por mi espalda baja, seguida por un cálido beso en mi pecho. Quise abrir los ojos, pero aún deseaba dormir. Me puse bocarriba.

Gemí cuando esos tibios labios se trasladaron a mi cuello. Una súbita excitación detuvo mi respiración y mi pulso se aceleró.

Abrí los ojos al momento en que Cassie cambió su caricia a mi abdomen y bajó más y más. Temblé y cerré los ojos de nuevo cuando un escalofrío me recorrió toda la espalda con su toque.

Su beso me tomó por sorpresa, pero aun así le respondí ansioso hasta que se sentó sobre mí sin dejar de besarme. Rápido enterré mis dedos en su cabello para retenerla lo suficiente y gemir dentro de su boca. No quería soltar lo que era mío de nuevo.

Cassie me mordió el labio para que la soltara.

Reí travieso en lo que ella se enderezaba. Mientras tanto, vi rápido el reloj del buró y eran las seis de la mañana, por eso ya había luz de día.

—¿Sexo muy mañanero? —le pregunté acariciando sus muslos.

La recorrí con la mirada, estaba vestida pero aun así me imaginé lo que vería en algunos segundos. Mi sonrisa se levantó en una esquina, reconociéndole que estaba siendo muy traviesa al despertarme así.

Sonrió mientras se quitaba la playera de su pijama.

Tomé rápido un condón para no perderme el striptease. Aún tenía sueño y estaba cansado de nuestra reconciliación, y del mundo que se hizo más pesado sobre mis hombros durante los últimos días cuando estaba perdiéndola. Pero ¡qué más daba!, podía amar a esta niña las veinticuatro horas del día, si así lo deseaba ella.

Cassie me llevó de paseo a su lugar especial, en donde me enseñó que lo tierno puede ser igual de travieso. Me sentí completo con cada abrazo y beso que me dio.

Tuvo el control hasta casi el final, que fue cuando me pidió que le mostrara el camino de regreso a ese otro lugar en donde sentíamos la felicidad del otro con toda su pureza.

Otro delicioso orgasmo.

Me recosté a su lado y ella se arrimó para que la abrazara. No solo la protegí con mis brazos, también acaricié su mejilla y le di un beso devoto en la frente.

Seguía siendo mi diosa.

—¿El despertador siempre sonará de esta manera? —le pregunté con una sonrisa ingeniosa. Cassie rio sonrojada en lo que se escondía en mi pecho, solo para acelerar más a mi corazón—. Porque si es así, me deshago de este maldito reloj ahora —agregué haciendo la finta de que me quitaba el reloj.

Cassie rio más alto y salió de su escondite, pero tuvo el mal tino de verme bostezar. No pude evitarlo.

Dije que podía amarla las veinticuatro horas del día, pero, bueno, no está vez. ¡No soy Superman después de todo!... Y creo que incluso él se cansaría si hiciera el amor tres veces en menos de ocho horas.

—Vuelve a dormir, mi lindo osito dormilón —me dijo en lo que me daba un beso rápido en los labios.

Reí entre dientes por su apelativo... Me gustó.

Me acomodé sin dejar de abrazarla y cerré los ojos con una sonrisa que seguro no desaparecería dentro de mi sueño.

En el momento justo en que iba a caer inconsciente, suspiré tan placenteramente y le di un apretón más fuerte.

Ahí estuvo de nuevo ese bienestar que ella me proveía siempre.

«Soy tuyo, Cassie. Completamente tuyo», pensé en lo que caía dormido.

RhysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora