25. Let's party!

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RHYS

Di un trago largo a la cerveza sin dejar de ver a la entrada.

—¡No tomes tan rápido! —me regañó Lily.

—Estoy... —le hice gestos inquietos— ansioso, ¡mamá! —terminé riendo burlón.

Lily gimió en lo que sacaba el celular

—¿Qué te hizo esa mujer? —me preguntó en lo que marcaba—. Pareces niña desesperada.

—Si te digo lo que me hizo, necesitarás un hombre porque...

Me calló con la mano cuando pareció que le contestaron. Hizo gestos de que apenas escuchaba.

—¿Dónde están? —preguntó en tono demandante. Puse atención a lo que decía—. Okay.

Colgó y no dijo nada.

—¿A quién hablaste? —le pregunté desesperado por su mutismo.

—A Brian.

—¡¿Y?!

Lily rio.

—Ahí están —respondió levantando el cuello para ver sobre todas las cabezas.

Volteé hacia donde ella miraba y la vi de nuevo.

¡Carajo! ¿Qué me había hecho esta mujer para que mi corazón se parara con solo verla?

¡Y vaya entrada que estaba haciendo! Bueno, lo hacía normal, pero a mí me pareció tan sublime, como una preciosa princesa que disfrutaba todas las miradas que estaban sobre ella. Solo faltaba que le hicieran reverencias a su paso.

Lógicamente, no vinieron a nosotros y se detuvieron para conversar con algunos conocidos.

—¡Con un demonio, Rhys! ¡Acércate a ella y punto! —me ordenó Lily ya desesperada de mi pasividad.

Me estiré —toda la columna me tronó— y caminé hacia ella sin dejar de mirarla. Por suerte volteó a verme y vino a mí.

—Hola —saludó con una sonrisa reprimida.

—Hola —le respondí sonriendo y rascándome la barbilla algo nervioso—. Te he mandado mensajes —agregué casual.

—No traje celular —se excusó haciendo gestos. Me mostró su bolso diminuto también.

—Sí, no cabe ahí. El lápiz labial siempre es más importante, ¿verdad? —le comenté bromista.

Sonrió. Y hubo un silencio algo incómodo.

—Te ves muy hermosa —le comenté, acercándome un poco más a su oído.

La música estaba tan alta que apenas podía oír mis pensamientos, pero aun así no quería que nadie nos escuchara. Casi tuve una erección cuando su aroma me acarició y me dijo que podía admirarla, pero no tenerla.

—Y tú te ves tan...

—¿Hermoso? —pregunté bromista.

Cassie se carcajeó tanto.

—Guapísimo —marcó con sus labios en silencio.

Sonreí muy presuntuoso.

—A tu lado me veo muy informal —le comenté mirándola seductoramente de pies a cabeza.

Cassie sonrió irónica.

—¿Quieres hablar de moda? —preguntó.

—No, pero es lo único de lo que puedo hablar contigo con... —respondí mirando a nuestro alrededor— tanta gente que quizás está parando oreja para averiguar qué tanto nos traemos.

RhysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora