7. Surrey

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RHYS

Preparé todo para iniciar un día de trabajo con Cassie. Tenía todo a la mano para no interrumpir la sesión: botanas, bebidas..., etcétera. Incluso mi guitarra ya estaba descansando en el sillón perfectamente afinada.

Llegó la hora en que habíamos quedado para trabajar y mi celular sonó.

Sonreí sin querer cuando vi que era Cassie.

—Hola, Rhys —dijo—. No voy a poder verte hoy.

—¿Por qué?

—Liam vino a dejarme unas cosas ayer después de que te dejé y hoy amanecí con dos paparazzi extras.

«O sea, fue a cogerte.»

—¿Puedes perderlos?

—No. Puedo con dos, no con cuatro.

—Entonces, lo dejamos para mañana.

—Sí, nos vemos mañana.

Colgué y aventé el celular a la mesa para recoger todo. No iba a lamentar que esta colaboración no funcionara.

Pasé el día lavando la ropa y echado en el sofá. Clásico día después de un tour largo.

Los mimos de estrella de rock acababan una vez que Lily nos decía que no la buscáramos por dos semanas al menos.

Al principio, cuando tenía aires de gente importante, tenía una chica que mantenía la casa en orden, algo así como un ama de llaves, pero la corrí tras que un día me espió en la regadera. Desde entonces, me atendía solo, generalmente. A veces venia una señora de limpieza que trabajaba para el grupo.

Me gustaba atenderme porque daba un toque de normalidad a mi vida.

Cassie no pudo venir al día siguiente ni al siguiente. Según lo que me decía, cuando me llamaba para avisarme, los paparazzi la seguían incluso al Sainsbury's. Liam ya no fue a su casa para no seguir alimentando el chisme que inició Corey.

Empecé a sentir el tiempo a cuestas. Ya habíamos perdido cuatro días desde que se nos «sugirió» trabajar juntos y no ha habido una cancelación de esto.

Llamé a Lily para hablar de la situación, pero entró su correo de voz. Le dejé un mensaje de que me hablara lo más pronto posible.

Cerca de media hora después, me regresó la llamada y me citó en su casa en una hora.

Me cambié rápido y salí hacia allá.

—Hola —saludé a Lily en cuanto me abrió la puerta.

Me encontré a Brian y Cassie esperando en la sala cuando entré. Estaba confundido, creí que Lily me había citado para buscar la manera de zafarnos.

—¿Los paparazzi ya dejaron de molestarte? —pregunté a Cassie después de estrechar manos.

—No. Hicimos todo un circo estilo James Bond para perderlos y llegar aquí —respondió Brian.

—Y por eso creo que mejor nos olvidamos de este «dúo» y seguimos con nuestras vidas —comenté.

—No. Ya no podemos, ya es muy tarde para retractarse —me dijo Lily.

—Pues no podemos hacer nada. Yo no puedo ir a su casa y él no puede venir a la mía —dijo Cassie cansada, quizás del acoso que creyó disminuiría conforme pasaran los días.

Para los medios, The Border había dado el primer disparo en nuestra guerra cuando hicieron nuestro cover. Lo que no sabían era que Corey y sus cinco cervezas encima habían iniciado todo en esa premiación.

RhysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora