9. Componiendo

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RHYS

Cassie estaba soportándome lo mejor que podía. Sabía que era difícil, incluso yo no me soportaba por momentos. Decidí no dejarme arrastrar tanto por su carisma y ser lo más civilizado que pudiera para que no se fuera con la idea de que era bipolar.


La noche del décimo día estábamos echados en la sala, viendo una película en donde la pareja eran amigos con beneficios y al final se enamoraban. El tema me llevó a preguntarle de su relación con Liam. Aun no la entendía.

—¿Tú y Liam son...? —pregunté dudoso cuando me atreví a aclarar mi duda.

—Sí, somos «amigos con beneficios» —respondió rápido.

Entendió por qué le había preguntado eso. Sin embargo, me asombró que me respondiera algo tan personal, cuando antes ya había negado esa relación.

—¡Ah!... Se acuestan —murmuré.

—Sí, es solo sexo —frunció el ceño. Arrepintiéndose de la imagen de mujer fácil que me dio.

No había pensado que fuera tan liberal. Esperaba que no lo fuera, que la situación la hubiere hecho así, porque eso rompía con su aura de mujer inalcanzable... Incluso para mí.

—Es tan difícil conocer a alguien serio cuando estás de ciudad en ciudad. Y los fans, aunque algunos son muy guapos, solo quieren acostarse con mi yo famoso, no conmigo. ¿Me entiendes?

—Sí, y creo que soy una de las pocas personas que siempre te entenderá —comenté sorprendido de la facilidad con la que seguía confesándome algo tan personal.

—Una vez metí a mi cama a un idiota que pregonó por las redes todo lo que hicimos. Por suerte no hubo fotos, así que su «invención» pasó a ser mentira cuando no le seguí el juego —contó como si nada.

Gemí algo molesto porque no me gustó lo que hizo ese imbécil con ella.

—¡Qué puedo decirte! Tengo necesidades —reveló con gestos inocentes.

—¿Y Liam... está enamorado de ti?

—No. El caso de Liam es diferente. Está conmigo más por... seguridad —volví a fruncir el ceño—. Al principio él estaba fascinado con la idea de las fans y aprovechaba a toda aquella que le gustara.

Me sonó familiar la historia.

—Hasta que un día llegó a su casa y se dio cuenta que la chapa de su puerta se había violado; al menos eso fue lo que me dijo —siguió—. Llamó a la policía... No haré esto más largo, pero encontraron a una fan desnuda en su cama.

Reí entre dientes sin pudor.

—Sí, en una posición cual pintura barroca. Cuando la tipa vio a la policía, alegó que Liam la había llevado a la cama con engaños. Por supuesto, no le creyeron.

»Desde entonces, ya no se acuesta con fans.

Su risita se desvaneció en una sonrisa.

—¿Y cómo se dio...? ¡Ya sabes! ¿Quién...?

—Fue una noche en Tokio, tomamos demasiado sake y una cosa llevó a otra... ¡Nunca mezcles sake y karaoke! —reí irónico porque ya había experimentado una vez las delicias del sake y era peligroso—. No es más que un desahogo —aclaró seria. Quería dejarme eso muy en claro. No sé por qué.

—¿Y cuándo...?

—¿La última vez? —asentí—. Creo que dos días después de los NME Awards... ¡No, Coachella! —me molestó saber que mi indeseado ligue la llevó a brazos equivocados—. La idea de que tenemos a alguien a la mano irónicamente ha bajado la frecuencia de nuestros encuentros.

RhysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora