Olivia Kendrick es mejor amiga y vecina de Peter Parker, pero no sabe que él le oculta un gran secreto.
Un día, por una razón desconocida, un portal se abre en su habitación, y un chico castaño cae de él. Eso no era lo más raro para Olivia, lo más...
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Olivia.
— Pasa, linda. Ned está en la habitación de Peter —me dice May luego de haberme pedido que fuera.
— Gracias, May. ¿Para qué me llamaste? —voy al grano, pues no quiero dejar solo a Peter mucho tiempo.
— Oh, es sólo que... Peter me comentó que estás enojada con él, y quería saber si había hecho algo —se cuelga el trapo al hombro.
— No estoy enojada con él —miento—. Simplemente estoy muy ocupada, y con Rodrigo en casa, debo pasar tiempo con él.
— Sí, entiendo, pero Peter cree que hizo algo malo, entonces deberías aclararle —opina.
— Ya se lo he dicho, pero veo que no lo entiende.
— Okey, eso quería saber. Ve con Ned si quieres —pienso en decir que no, pero él no tiene la culpa—. No está Peter.
Sé que sabe que sí estoy enojada, y me alegra que no lo haya dicho.
Le sonrío y camino hasta la habitación de Peter y, cuando entro, encuentro a Ned sentado con... ¿La estrella de la muerte?
— ¡Liv! —me saluda con alegría.
— Hola, Ned, ¿qué hay? —me siento a un lado suyo en la litera de abajo.
— ¿Qué haces aquí? Creí que estabas enojada con Peter.
— May me llamó y vine a saludarte —me encojo de hombros—. ¿Esperas a Peter?
— Sí, se supone que armaríamos esto juntos, pero jamás llegó y lo terminé haciendo solo... —tuerce el gesto, y mi corazón se encoge.
Lo peor es que no puedo enojarme con Peter por dejarlo plantado, el chico tiene un deber con la ciudad.
— Estoy segura de que tiene una razón.
— Sí, pero lleva haciendo esto por varios meses, y es cansador.
Nos quedamos en silencio, hasta que oímos la ventana siendo abierta y cerrada. Miramos el techo y el chico con mallas azules y rojas está caminando por él. Cierra la puerta con su telaraña y aterriza de espaldas a nosotros, dejando ver su cabello desordenado. Soltando suspiros de cansancio, se voltea, y los tres nos congelamos en nuestro lugar.
Ned, boquiabierto, deja caer su pieza de LEGO y se levanta.
— ¡¿Qué fue eso?! —se escucha la voz de May desde la cocina.
— Na... ¡Nada! ¡Nada! —le responde Peter, un tanto desesperado, y vuelve a vernos.
— Eres el hombre araña —afirma—. De los videos de YouTube.
Peter aprieta su pecho y el traje cae al suelo. ¿Es nuevo? Recién lo noto.
Intento no mirar su definido cuerpo, que hasta ahora desconocía.