Two Worlds Collide [Marvel OC]

SIXTEEN maratón 2/2

Olivia.

4 meses después.

Pasaron cuatro meses desde que empecé a entrenar con el Doctor Strange, y mis habilidades han mejorado notoriamente. Tony no se ha enterado, o al menos no lo ha dicho.

Stephen sigue sin decirme lo que me oculta, pero sorpresivamente no muero por saberlo.

¿Que si le he contado a alguien lo de mis entrenamientos? Solo a Diana y a Peter.

Peter y yo estamos más unidos que nunca, pero me preocupa. Quisiera culpar a las hormonas, ya que lo noto más atractivo que antes, pero sería inútil. Es decir, puede que sean las hormonas, pero también son mis sentimientos. Volvieron a renacer, y me siento una tonta.

No, aún no olvidé al otro Peter del todo. O tal vez sí, quizás solo extraño los momentos, no a la persona. El punto es, básicamente, otra vez me gusta mi mejor amigo, si es que en algún momento dejó de gustarme.

¿Pueden culparme? Pasó un año desde que la variante de Strange envió a Peter aquí. Soy una adolescente, al pasar mucho tiempo con otro, los sentimientos nacen y crecen, o en mi caso, vuelven.

Hoy, Peter me había invitado a dormir a su casa, luego de que yo cenara con mi padre, como todos los fines de semana. Hace mucho no teníamos una noche de mejores amigos, pero estaba más nerviosa que nunca.

Por otra parte, yo no sabía cómo decirle a mi padre que sabía de su mentira. Es decir, no estoy molesta. Luego de unos meses, me di cuenta de que si me lo ocultó, fue por mi bien. Pero, de verdad, ¿cuánto tardará en decírmelo? Sabe que odio las mentiras.

— Niña, ¿estás despierta? —escucho la voz de Tony del otro lado de la puerta.

— Adelante —es su señal para entrar.

En todo este año, habíamos generado un muy buen vínculo. Él fue el que estuvo dándome clases, ya que se hacía difícil ir a la escuela desde aquí.

— Hoy irás a cenar con tu padre, ¿no? —asiento mientras me enderezo en la cama.

— Y luego me quedaré en la casa de Peter, así que mañana estaré de vuelta —Tony alza las cejas.

— ¿Disculpa? ¿A dormir?

— Sí, ¿hay algún problema? —él solo sonríe irónicamente.

— Oye, ¿no eran amigos ustedes? ¿Ahora duermen juntos? —abro la boca, indignada.

— ¡Tony! —le lanzo un almohadón—. Somos amigos, y antes solíamos hacer pijamadas.

— Pero a ti te gusta Peter, de nuevo.

— ¿Y cómo sabes?

— Yo sé todo.

No, no todo.