Olivia Kendrick es mejor amiga y vecina de Peter Parker, pero no sabe que él le oculta un gran secreto.
Un día, por una razón desconocida, un portal se abre en su habitación, y un chico castaño cae de él. Eso no era lo más raro para Olivia, lo más...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Olivia.
— Di algo, por favor —me muerdo las uñas, mientras Peter y yo esperamos a que mi papá reaccione.
— ¿Me estás diciendo que te llamas Peter Parker? ¿Y eres Spiderman? —él aplana los labios en respuesta—. Y tú —me señala—, ¿me lo estuviste ocultando?
— No sabía cómo ibas a reaccionar, es algo poco creíble.
— Oh, créeme que lo noté. ¿Portales mágicos, variantes? No sé si creerlo. ¿Seguros de que no estaban haciendo cosplay y los interrumpí en el acto? Eso sería mucho más creíble y aliviador —niego lentamente, y mi papá solo suspira.
¿En el acto? Oh...
No, debo mantenerme pura. Aunque, ganas no faltan.
— Sé que es difícil de creer, lo he estado notando desde que llegué aquí, pero ahora necesito toda la ayuda posible para volver a mi mundo, sin que nadie salga herido, claro está.
— ¿Peter sabe esto?
— Peter, Ned y Diana. Y ahora, por accidente, tú también. Papá, necesitamos que guardes este secreto, por favor.
— No es el secreto más grande que tengo, no se preocupen —su mirada se pierde por unos segundos y luego levanta la vista—. ¿En qué puedo ayudar?
— Peter le pedirá ayuda a Tony Stark, ya que lo conoce y cree que podría servir toda su experiencia como Vengador —se rasca la barbilla.
— ¿Por qué no dijeron que era cosplay? —aguanto la risa que aquella escena provoca en mi cabeza.
— Lo siento, señor Kendrick, jamás quise meterlos en este problema —se disculpa con la cabeza gacha.
— No fue tu culpa, hijo. No entiendo cómo sucedió, pero volverás a tu casa —pone una mano en su hombro.
— Se lo agradezco mucho.
— Y tú, jovencita, estás castigada —mis ojos se abren de par en par.
¡¿Castigada?!
— ¿Qué? ¿Por qué? No he hecho nada malo —me reprocha con la mirada—, tan solo meter a una variante de mi mejor amigo en casa y mentirle a mi padre sobre ello. Entiendo tu punto.
— Peter, ¿vas a la escuela en tu mundo? —se sienta en la silla de mi escritorio.
— No, señor, ya he terminado mis estudios.
— Entonces, ¿por qué vas aquí? Es un desperdicio de tiempo. Mientras Olivia va, tú y yo podemos tratar de buscar alguna ayuda —le propone.
— Hemos hablado con la variante del tipo que lo trajo aquí, pero nos miró como si estuviéramos locos —le explico.
— ¿Cómo se llama?
— Stephen Strange —las facciones de mi padre se extienden con sorpresa.