Capítulo 18

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Llevaba mucho tiempo contemplando el salón, el ir y venir del personal de decoración. Creo que he sido de las primeras en bajar, nadie más esta a la vista, salvo las niñas que juguetean en el jardín y me dirijo a ellas.

—Tía ¿quieres jugar a las escondidas? —correan hacia mí y abrazándose a mi cintura.

—¿Quién empieza? —pregunto.

—Se va a ensuciar —Allison instala en su rostro un gesto de preocupación al decir aquello y mira a su hermana —mamá se enoja si nos ve fachudas.

Han adquirido cierta jerga de su madre y una que otra de su padre, mezclan el ingle y español en un acento bastante hermoso. Un idioma para hablar entre ellas, que suele sorprender a todos. Su padre suele odiarlo al no entenderlas y nadie lo hace, ni siquiera su madre.

—¿Qué es "Fachaba"? —les pregunto y dudo haya dicho la palabra correcta.

Ambas sueltan una risita cubriendo sus labios para que no note que se burlan de mí. Antes de explicarme me corrigen diciendo que la palabra correcta es "Fachuda" y afirmo observándola a ambas. Visten en rosa ambas, un vestido tejido por su madre, la única diferencia es el listón en la cintura y en el cabello en ambas. El de Allison es blanco y el Addison dorado.

—Papá dice que es vestir ridículo —Allison acomoda su cabello detrás de su espalda y mira a su hermana.

—Mamá que es vestir mal, ropa sucia o fuera de moda —Addison parece preocuparse por hacerme entender, su rostro preocupado me lo dice —como si vistieras la ropa de las callejeras para una fiesta.

—¿Entiendes?

—Entiendo —les digo rápidamente al ver el territorio que ha tomado esta conversación. —intentaré no poderme "fachu...

—Fachuda —dicen por mí — cuentas hasta 10 y nosotras nos escondemos.

Escucho las reglas de juego viendo en partes de ellas las manos de su padre, y tíos. No pueden salir del jardín, tiene prohibido jugar cerca a las rejas o dentro de la casa, también acercarse a los de seguridad u ocultarse mucho.

Afirmo a todas ellas sin dejar de reír y ver su rostro pues son dos criaturas adorables, tan parecidas físicamente a su padre y el temperamento de su madre que da miedo esa combinación. Camino hacia el árbol y apoyo un antebrazo en él cubriendo mi rostro empezando a contar en voz alta.

¿Cómo dejar pasar esto? Me preguntaba mientras contaba. Necesitaba saber los motivos que llevaron a mi padre a hacer algo así. Gadien no me era indiferente, en eso tenía razón. No quería engrosar su lista de aventuras, que ya tenia idea eran muchas. Otra relación fallida no la quería, sentía terror de llegar a amarlo y que no me correspondiera.

—¡Diez! —lanzo el grito y doy media vuelta —¿Listas?

Avanzo con cuidado por el jardín haciendo nota mental de los sitios en donde no van a estar. Los rosales tienen espinas, allí no podrán estar, conozco todos los sitios de la casa y si las conozco bien se ocultaron juntas. Doy la vuelta a la casa por el costado izquierdo justo debajo de las habitaciones de visita y escucho la voz de Gadien.

—No es la mujer correcta, pero es lo que hay ¿No hay otra opción? —habla en voz alta y detengo mis pasos ocultándome justo debajo de mi terraza —No, lo es. Esa mujer no sabe comportarse no está a la altura, ya lo ha demostrado. En muchas ocasiones presentarla a la familia y que lleve el apellido es una vergüenza—se ríe y mi piel se eriza al escucharlo burlarse de quien imagino soy yo —¿Enamorado de ella? ¿Qué sigue, casarse y tener hijos?

Avanzo con sigilo mirando de vez en cuando hacia la terraza y respiro aliviada al ver que esta de espaldas. Estoy tan distraída viendo detrás que termino tropezando con alguien y asustado miro al frente. Desiré me observa de una manera que me dice, ella ha escuchado lo mismo. Solo que no hay dolor en sus ojos, solo enojo.

Dulce Venganza 7Donde viven las historias. Descúbrelo ahora