Capítulo 25

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Isabella

Lo sucedido no era tan fuerte para quebrarme de esa manera, fue quizás la gota que rebaso el vaso. Mi permisividad permitió que fuera señalada como culpable muchas veces. Era tan o más culpable que mis padres y hermanos, fuimos nosotros los que creamos el monstruo que es Emma hoy día. Es probable que tenga un serio problema psicológico, pero yo igual. El simple hecho de callar y dejarme pisotear por ella es una prueba de ello.

Culpar a Gadien fue injusto y golpearlo un error garrafal, lo supe cuando me abrazó tras haberme desahogado. Después de eso, el almuerzo se convirtió en un ambiente tenso, en donde papá y Gadien hicieron de todo para levantarme el ánimo.

Gregory llegó con mi padre, pero ha tenido un día ocupado y no lo he visto. Se por mi padre que esta al tanto de todo lo que ha pasado, fue a él le entregaron las fotografías. Gadien se ha ido a la oficina, prometiendo hablar conmigo en la noche sobre lo que haremos. Mi respuesta es sencilla, no pienso huir de nadie y seguiré con mi vida.

Tampoco pienso irme a vivir con Gadien a la casa de su abuelo o al apartamento, porque no deseo hacerme ilusiones. Tengo en mi cabeza aquella conversación justo el día del compromiso de mi hermana, en donde decía no era ideal.

Al final, tuvo razón, yo no estaba a la altura de su perfecta familia. El tiempo que hemos estado juntos, nunca ha pasado de amistad, si el quisiera algo conmigo ya lo hubiera dicho. Sentimientos encontrados es todo lo que tengo, cada día me convenzo que quiero a Gadien. Si esta relación se diera, yo tendría que dejar de lado muchas cosas y no estaba dispuesta a eso. Mi cabeza es una maraña de pensamientos y sentimientos que me volverán loca.

—¿Comen esto? — pregunta papá y veo la tv, el hombre tiene en sus manos un saltamontes y narrando que tiene un sinfín de vitaminas.

—Llevo enlatados papá, fuego, agua, etc. —respondo en medio de risas —si tropezamos un rio y tenemos caña, pescamos si no ... mal para nosotros. —asiente y regresa la vista a la pantalla observando atento el programa.

—Creo que es libreto ¿a quien se le ocurre estar en la selva en cueros?

—A Adán y Eva.

Cancelé las citas de la tarde, me encerré en mi apartamento con mi padre como única compañía. En este instante veíamos un programa en la TV, sobre exploradores en la selva. Abrazada a él quien reía al ver los personajes desnudos, preguntaba constantemente si solía hacer esto o aquello, refiriéndose a comer insectos y reptiles.

Fue tanta la atención que le puso al programa que acabé por olvidar el suceso o no pensar mucho en él. Aseguraba era la mejor forma de conocer la selva, pues de ninguna manera estaría bajo las inclemencias del tiempo.

—Creo que mi luna de miel soñada seria en la selva —comento acurrucándome en su costado derecho y su risa inunda la habitación.

—¿Te has dado cuenta el aire aristocrático que rodea a tu futuro esposo? —cuestiona en medio de risas.

—Ya verás, acabaré convenciéndole —respondo decidida.

Es solo un desvarío de mi mente, tengo claro que Gadien y yo no nos casaremos, pero es valido soñar. La pantalla del móvil de mi padre se ilumina, el nombre "Amor" se refleja y suspiro. No quiero hacer sentir mal a mi madre o indisponer. Le escucho hablar con ella y me llega la admiración que suelen tener aquellos que ven el fuerte vínculo que hay entre los dos.

—Me la he robado en la tarde —le escucho decir y alzo la cabeza encontrándome con sus ojos verdes que me hacen un guiño —si aquí esta... —sigue diciendo sin dejar de verme de forma tierna a los ojos —todo está bien, te daré detalles al llegar.

Dulce Venganza 7Donde viven las historias. Descúbrelo ahora