Magic Shop. [+18]

Capítulo Treinta y Nueve.

- 39.

Jin Shays.

La hora se acercaba, podía notarlo por el cosquilleo que recorría todo mi cuerpo, y la verdad es que no podía esperar la hora de salir de este infierno. Estaba con los ojos vendados y muy mareado por todo lo que me habían suministrado en las horas anteriores, la puerta se abrió y me tensé de inmediato cuando unas manos se posaron alrededor de mi cuello apretando este con bastante suavidad, me sudaban las palmas de las manos y con el paso de los segundos apretaban más mi cuello, todo se volvió negro y no sé qué pasó a continuación, pero a las horas desperté en una habitación bastante iluminada y alguien entraba por la puerta con comida y bebida en las manos, sonreí ampliamente al ver que se trataba de Ian y no aguanté más a levantarme y darle un abrazo por haber conseguido que saliese de allí por fin. Dios, no podía creerlo, era libre, por fin.

- ¿Cómo lo hiciste? ¿Fuiste tú el que me agarró del cuello? - Pregunté confundido.

- ¿Qué? No, cuando yo llegué estabas inconsciente, gracias a eso no me resultó difícil salir de allí acreditando que tanta medicación había acabado contigo. - Se rascó el cuello mirándome.

- ¿Entonces quién capullos fue el que me cogió del cuello y me dejó inconsciente? - Pregunté bastante mareado.

- Ya averiguaremos eso, ahora come y toma fuerzas que en nada nos vamos a Marsella y te necesito en todas tus facultades, y a poder ser, sin matar a nadie. - Rió con suavidad.

- Puedo intentarlo, pero no prometo nada, nunca he estado al aire libre, ya lo sabes. -

- Guarda toda esa rabia para la persona correcta, compañero, y no la líes si no quieres volver donde estabas. -

Asiento con lentitud devorando el ramen que me había traído mientras miro por la ventana sonriendo ampliamente porque por fin iba a poder acabar con todo lo que me había perjudicado años atrás, por fin iba a ponerle fin a la pesadilla en la que había vivido todos estos años atrás, por fin tendría lo que tanto esperaba y era: venganza. Terminé de comer y ambos nos dirigimos al coche, Ian había conseguido una avioneta privada para que no la liase durante el viaje si había otras personas, cosa que agradecí bastante porque no quería levantar sospechas, no todavía. Por lo que me comentó, estaríamos en una casa que había alquilado Ian allí, cerca de Katherine y Tata, para poder vigilarlas, pero realmente no era eso lo que más me interesaba en esos momentos, y se ve que lo entendió por el silencio que obtuvo de mi parte. Estaba tan metido en mis pensamientos que cuando llegamos a Marsella ni yo podía creerlo, fue como pestañear dos veces y salir del trance para notar que ya habíamos llegado, realmente solo quería llegar, ducharme y descansar un poco más, todavía sentía en cuerpo pesado y estaba algo mareado, así que eso fue lo que hice, entré detrás de Ian encendiendo la luz de la sala al encontrar el interruptor encontrándome allí con dos chicas, la verdad que no me sonaban de nada.

- ¿Y vosotras sois...? - Pregunté bastante confundido.

- No, la pregunta es quién cojones eres tú. - Preguntó la chica pelirroja con el cabello corto.

- Vamos a bajar los humos, Rin, que él es Jin y por fin estamos todos al completo. - Sonreí ampliamente al ver la reacción de ambas.

- Hostia, Ian, no llegas a estar aquí y quizá le hubiese arrancado la cabeza. - Dijo la tal Rin.

- No te creas tan superior, querida, y no me subestimes. -

- Oh, sí, perdona, que eres el que porta el Thespian en su máximo esplendor... - Dijo con bastante ironía.

-¿Y tú eres? - Pregunté confundido, no sabía porque esa tal Rin sabía tanto de mí.

- Porque ella es Rin, la personalidad doble de Katherine, Jin. - Contestó Ian a mis espaldas, tensándome en cuestión de segundos.

- Así que tú eres la que se llevó el Thespian de su hermana, y encima fue un caso increíble porque no se sabe cómo lo cogió tu doble personalidad. -

- Misterios de la vida que hacen que esté aquí y sea peor que todos vosotros juntos. - Sonrió con hipocresía.

- No le hagas caso, solo le gusta tocar los huevos. - Respondió la otra chica.

- Bueno, son Rin y Tata, para que queden hechas las presentaciones. La cosa es, ¿qué hacéis aquí? - Preguntó esta vez Ian.

- Tenemos que hablar contigo, básicamente. - Contestó Tata.

Sinceramente Rin me daba intriga pero al mismo tiempo quería arrancarle la puta cabeza, pero tenía ya mis propios problemas como para acarrear con una chica que quería tocarme los cojones abiertamente, así que giré sobre mis talones apretándome el puente de la nariz para ir a ducharme. Entré en la primera habitación que encontré, viendo que el armario estaba repleto de ropa, así que sin dudarlo dos segundos me fui directo al baño, quitándome la ropa por el camino agradecido por poder ducharme sin estar sumamente drogado y poder tirarme el tiempo que quisiera debajo del agua. Al parecer fue tanto tiempo que Ian vino a ver si estaba vivo todavía, reí por lo bajo cerrando el grifo del agua, envolviéndome en una toalla saliendo del baño donde estaba apoyado en el umbral de la puerta con una caja en la mano: un móvil. Después de todo el tiempo que estuve encerrado las tecnologías y yo no somos muy compatibles que digamos, pero supongo que ahora mismo es estrictamente necesario, me dio indicaciones de como utilizarlo, me dijo que estaban registrados su número y el de Rin, que realmente eran los importantes si había cualquier emergencia, después de todo no conocía a los demás, todavía.

Me fui directamente a Spotify poniendo Home porque era una canción que recuerdo escuchar en los periodos cortos de tiempo que estaba lúcido.

- Anda coño, si encima conoces a BTS, cada día me sorprendes más chico. Le vas a caer genial a las chicas y a Jeon, que son fans a muerte de ellos. - Dijo sonriendo.

- ¿De quién? - Pregunté enarcando una ceja.

- La canción que has puesto es de BTS, hijo... -

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Jin ya está fuera mis amoreeeeees.