𝑰 𝒏 𝒔 𝒕 𝒂 𝒈 𝒓 𝒂 𝒎 |Jelena|

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Selena's POV

Esto es horrible. Mi cabeza no para de dar y dar vueltas a lo mismo. Siento como si el corazón y la mente estuviese en continua lucha. Me mantengo acurrucada en el asiento del coche, mirando el techo de color oscuro, opaco, vacío. Es una buena metáfora de mi vida también.

Giro mi cuerpo para tratar de buscar una postura cómoda. Sin darme cuenta, pongo mi mirada en la ventanilla del coche, que me muestra el exterior: estamos en la autopista, cerca del aeropuerto, con el ruido del atasco en el que nos encontramos. Es algo ensordecedor. Apago mi teléfono antes de que suene por decimocuarta vez en menos de una hora, no tengo fuerzas ni ánimos para contestar.

—Maldita sea —un quejido sale de mis labios, preso por verbalizar todo lo que mi mente piensa.

Las lágrimas no tardan en salir, no sé por qué aparecen, si es por enfado, tristeza u otros sentimientos más complejos de procesar, pero dejo que salgan, que traten de aliviar y soltar todo aquello que yo misma no puedo hacer.

Nada impide que los recuerdos, vengan de nuevo a mi cabeza... pero como las lagrimas, no impido que aparezcan de nuevo en mi mente...

Unas horas atrás...

Me disponía a salir de casa, estaba preparada para enfrentar una avalancha de paparazzis esperando a que apareciese por la puerta, llenos de cámaras de fotos y preguntas personales. Eso se había convertido en una costumbre, ya que se repetía cada uno de los días de la ultima semana. La gente se interesaba en mí, pero no por preocupación, sino por solo interés.

Interés en cotillear y juzgar mi vida.

Pero soy mucho más que todo eso. Soy más que rumores y suposiciones de gente que ni siquiera me conoce, que silo buscan hacer daño. Mucho más que un juicio hiriente.

—Selena, —despierto del trance en el que me encontraba, cuando una voz me llama. Despego mis ojos de la ventana por la que observaba el exterior, para mirar a mi guardaespaldas, tengo que levantar la cabeza un poco porque es mucho más alto que yo. Su cara seria no denota ninguna emoción, así que no puedo descifrar el por qué de mi llamado.— un hombre pregunta por ti.

La duda se refleja en mi rostro.

¿Un hombre?

—Que yo sepa, no tenía ninguna cita o reunión con nadie. —declaro en voz alta. — ¿Puedo saber de quién se trata?

Antes de que de la boca del guardaespaldas salgo algún sonido, una potente voz irrumpe en la sala.

—¿Selena?

Se trata voz muy familiar, al otro lado de la estancia, proveniente de la entrada de mi hogar. Un escalofrío recorre todo mi cuerpo en segundos y mis ojos se cierran con fuerza. Cada vez que escucho esa voz y hablo con ella, mi mente y mi corazón confunden entre sí, y no sé pensar con claridad. No sé que quiere de mí, pero lo que de verdad no sé es si quiero recibirlo.

—Selena, ¿quiere que le deje pasar, o prefiere que le diga que no puede atenderle? —la voz gruesa de mi guardaespaldas me saca de mi ensimismamiento, sobresaltándome. Le miro com ojos indecisos, por que no sé qué quiero hacer en realidad.

Por un lado, no quiero escuchar algo que pueda hacerme más daño de forma innecesaria, pero por otro, quiero saber el por qué de su presencia en mi casa, me intriga su interrupción.

Asiento con la cabeza sin articular sonido alguno, indicándole al guardaespaldas mi permiso para dejar entrar a Justin. Trago saliva, despacio. Noto mi garganta seca de repente, y mi cuerpo empieza a temblar sin ningún tipo de explicación. Carraspeo para hacer más amena mi sensación de intranquilidad, atorada en mi pecho.