Epílogo

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El epílogo quedo tan largo que lo dividí en dos partes, perdón. 

Espero que lo disfruten.

(...)

Años después

(...)

 -¡Papi, papi arriba! ¡Llegó tarde a la escuela!-

Podía escuchar una pequeña voz llamándolo pero no quería abrir los ojos, realmente quería descansar un poco más.

-¡Papi Tobio!- Ahora si tuvo que abrir los ojos pues sintió un pequeño peso encima de el.

Lo primero que vio fue unos ojos marrones mirándolo con enojo. Al aclarar un poco la vista vio a su hijo menor mirándolo con el seño fruncido.

Aki, su pequeño Shoyo, como lo llamaba de cariño por el parecido con su esposo, lo miraba realmente enojado. Sus cabellos negros estaban todo desarreglados, aún vestía su pijama y se notaba que apenas se había despertado.

-Aki, ¿Qué sucede?- Le preguntó bajando a su hijo de encima de él y dejándolo al lado encima de la cama.

-Mami dijo que me ibas a llevar a la escuela...y vamos tarde-

Mierda.

Ni siquiera se había acordado de que Shoyo no estaba en la casa, ya que tenía que ir a solucionar algunas cosas con Atsumu y él le había dicho que se iba a encargar de llevar a su pequeño hijo a la escuela, que no se preocupara por nada.

Y se había quedado dormido.

Como un rayo se levantó de la cama cargando a su hijo para ir a la habitación de este y empezar a arreglarlo.

-Quédate aquí despertaré a tus hermanos- Iba a ir corriendo a las habitaciones de sus hijos mayores cuando Aki lo detuvo.

-Mis hermanos ya se fueron, ayer le dijeron a mami que tenía que ir temprano por el partido- Cierto, sus dos hijos ya debían de haberse ido hace algún tiempo

¡¿Por qué diablos no lo habían levantado?!. Cuando lleguen los regañaría.

-Si, cierto. Ven vamos a cambiarte- Agradecía que Shoyo haya dejado la ropa de su pequeño lista solo para que lo cambiara.

Cambió a su pequeño en tiempo récord y fue rápidamente a lavarle la cara y mojarle el pelo para poder peinarlo de una forma decente.

Cuando ya estuvo listo fue hasta el comedor para darle algo a su hijo y preparar el refrigerio que debía de llevar. Luego salió corriendo hasta el auto para poder ir hasta la escuela.

Había medido el tiempo y tenía el suficiente para llegar a la escuela, llegaría con las justas pero llegaría.

-Papi- Estaba por medio camino cuando su hijo lo llamó, él simplemente emitió un sonido para que su hijo sepa que lo escuchaba- Olvidamos mi mochila- Paró en seco al escuchar lo que dijo su hijo.

Regresó a ver a su pequeño quien tenía una cara de preocupación. Vio la parte de atrás del auto y efectivamente no había rastro de la mochila.

La vida sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora